Esta semana BSO Magazine cumplió un año. Como grupo nos preguntamos qué podríamos hacer para conmemorarlo, pero si en definitiva ninguna idea logró consagrarse, personalmente hay una que me atraía mucho. Escribir sobre un placer culpable, algo que nos diera vergüenza reconocer que nos gustaba. Inmediatamente vino a mi mente “X-Men: First Class”. El soundtrack de Henry Jackman que para los más puristas puede ser básico, es uno de los que más me ha atraído en el último tiempo. Considerando que este jueves, además, se estrenaba la secuela “X-Men: Days of Future Past”, ¿existía una mejor oportunidad para mostrárselos? Bienvenidos a una nueva entrega de la columna de bandas sonoras.
A Christopher Nolan le debemos, como público, un sentido reconocimiento por dignificar el género de los súper héroes. Pero si hay alguien que le debe estar todavía más agradecido es Marvel y su franquicia de X-Men. La trilogía de comienzos de la década pasada estaba totalmente agotada, y la crítica había destruido el spin off de Wolverine en 2009. Por eso, al decidir dar lugar a la primera generación de mutantes siguieron un poco el sendero de Nolan. Primero, con un gran elenco, con figuras como Michael Fassbender, Jennifer Lawrence y James McAvoy a la cabeza. Segundo, con un director con mucho potencial, como Matthew Vaughn. De esta forma, era lógico seguir a Nolan también en la música, optando por Henry Jackman, quizás uno de los compositores que más lleva dentro la cepa de Hans Zimmer. No se sorprendan si en este soundtrack escuchan cosas que les suenan a Batman o Inception, pues es precisamente eso lo que buscaban los productores con uno de los alumnos más protegidos del compositor hollywodense. Todos estos elementos permitieron que “X-Men: First Class” tuviera una excelente recepción de la crítica, y reviviera una franquicia que hace tiempo parecía condenada al fracaso.
Esta película trata del inicio del mundo de los mutantes. Ambientada en 1962, durante la crisis de los misiles, First Class nos muestra el origen del doctor Charles Xavier (McAvoy), Erik Lensherr a.k.a. Magneto (Fassbender), y su grupo de acompañantes, donde destacan Mystique o Raven (Lawrence), Beast (Nicholas Hoult), entre muchos otros. Ellos enfrentarán una amenaza íntimamente ligada al pasado de Erik en los campos de concentración alemanes. Hablamos del doctor Sebastian Shaw (Kevin Bacon), científico nazi cuyo objetivo era seleccionar a jóvenes en la Alemania de la primera guerra mundial. Shaw, además, es mutante, y su poderosa habilidad es absorber todo tipo de energía, incluso nuclear. El resto de la trama se lo dejamos para analizar en el reviú de Marco en Revius.net, pero lo que deben tener claro es la época en que se ambienta la película, en especial porque una de las críticas del soundtrack es que es muy moderno para lo que vemos en pantalla. Si bien el comentario, en estricto rigor, es efectivo, pudiendo Marvel haber optado por música más sesentera, la propuesta de Jackman para nada es algo que te deja descolocado, aportando en la construcción del mundo de los X-Men como hasta entonces no habíamos visto.
Si hay apelativos que le pueda dar al soundtrack de First Class es que es muy pensado y muy bien articulado. No es un disco de acción sin un pensamiento detrás. En ese sentido, es bastante simple de analizar, pues presenciamos 2 fuerzas que lo marcan profundamente. La primera de ellas es la de los X-Men, liderados por Xavier. La canción por esencia de ellos es “First Class”, y la escuchamos en “Cerebro”, y en “X-Training”, por ejemplo, siendo esta última muy interesante, pues es la versión que integra instrumentos más distintos, y además, se fusiona con un tema menor que podemos atribuir a Mystique. La música de los X-Men esconde esperanza en sus cuerdas e instrumentos de viento, y está íntimamente ligada a Xavier y su forma de entender a los mutantes dentro de la sociedad. Antagónico, totalmente, está el tema de Erik (Magneto), que podríamos decir, es el de la Brotherhood of Mutants que aparecerá después. Es un tema muy provocador, minimalista, con un potente bajo y guitarras, además de otros instrumentos todos muy repetitivos. Por eso, bien dicen, el tema de Magneto (o Erik, repito) nunca cambia a lo largo de la película. Por el contrario, se potencia, llegando a su peak máximo en “Magneto”, la canción que cierra el disco. Es decir, la música muestra el incremento de poder de Magneto y la continua transformación de Erik en el villano que todos conocemos. Pueden encontrar este tema vinculado a la ira y violencia desde un comienzo en “Not that sort of bank”, y luego en “Frankestein’s Monster”, en esa muy mal lograda escena en (supuestamente) Argentina. Para comprender las dos fuerzas de las cuales les hablo, les recomiendo escuchar “X-Men” y compararlas. Esta canción suena en la escena en que Magneto irrumpe en las oficinas de la CIA buscando a su telépata, un momento que muestra el definitivo quiebre con Xavier al buscar un mutante que contrarreste sus habilidades.
Ahora, pueden verse ambos temas como una muestra de la rivalidad entre Xavier y Magneto, o entre X-Men y la futura Hermandad de Mutantes, pero en el fondo, es una rivalidad entre ira (la forma en que Magneto explota sus habilidades) y serenidad (la forma de actuar de Xavier). Por eso, una de las mejores canciones del disco es “Rage and Serenity”. La escena es un momento de cercanía entre Xavier y Magneto, cuando el primero le dice que la concentración (y potencial) yace en el punto medio entre la ira y la serenidad. Para ayudarlo, Charles descubre la historia humana que esconde Erik, y con lágrimas le reconoce haber entrada al núcleo mismo de sus recuerdos, entendiendo, de cierta forma, el afán de venganza de quien será luego Magneto. Con una canción emotiva, Xavier le dirá a Erik que, en su corazón, es más que dolor y rabia (en referencia a la primera canción, “Pain and Anger”, donde se moldea la personalidad de Erik en el campo de concentración). Con el apoyo de quien en un comienzo era su mejor amigo, Erik logrará llevar sus habilidades a niveles inimaginados, logrando lo que en condiciones normales le sería imposible.
Acá viene lo importante. En First Class es clave seguir la historia con la música. Principalmente, porque la música nos pone en alerta siempre de la maldad de Magneto, mostrándolo constantemente como un personaje que nunca logrará superar la rabia que inunda su corazón. “Rage and Serenity” es sólo un lapso, como también lo es “Sub-Lift”, donde en una escena muy parecida, Erik finalmente puede levantar el submarino de Shaw. Si pueden ver de nuevo la película, notarán que esta es la única escena en donde vemos a Magneto en acción con el tema de los X-Men. Es decir, Magneto logra lo que no logró en un comienzo, levantar el submarino, porque Xavier está a su lado, señalándole que busque el punto entre rage y serenity, actuando de esta forma como un mutante en el sentido que el Profesor X los entiende. Pero una golondrina no hace verano, y luego Erik mostrará sus verdaderos colores en la notable venganza sobre Shaw, alcanzando el máximo potencial en lo que a su canción se refiere. Por eso es error pensar que Magneto elige un bando al final, siempre lo tuvo y la música siempre lo dijo.
Podemos encontrar 2 temas menores además en X-Men: First Class. Uno que yo asigno a los villanos, pero circunstanciales. Quiero decir que Sebastian Shaw, si bien es el enemigo en la película, es solamente decorativo. La verdadera rivalidad y tensión se da entre Xavier y Magneto, y Shaw es un personaje, a mi parecer, de relleno. “Rise up to rule”, la canción que tiene más cosas de Batman (en particular de The Jocker) es la que más identifica al bando de Shaw, un grupo que busca a toda costa generar un colapso en el mundo de los humanos. El otro tema menor es el de Mystique, que yo definiría como de total crisis. Como sabemos, ella es una mutante fácil de identificar por su apariencia, por eso debe esconder su figura natural día tras día, lo que le ha llevado a asumir su condición de una forma distinta a la que lo hacen los otros. En resumen, ella siente vergüenza. Mystique preferiría ser normal que mutante, algo que Xavier desde un punto de vista científico no logra entender, y que Magneto tomará para su ventaja. Su tema comienza con “Would you date me”, donde se siente como un monstruo al no ver interés en Charles en salir con ella. En esta primera aparición vemos un piano muy humano que la verdad, termina muy pronto, dejándonos con ganas de más. El tema de Mystique continúa en su romance con Beast (“To beast or not to beast”), y finaliza con “Mutant and proud”, que viene a ser el cierre de su propio calvario, una transición, que como la de Magneto, le hace preferir el bando de la ira y la violencia.
Es muy simbólico que el disco abra con “First Class” y termine con “Magneto”. Esto porque la técnica que eligió Jackman es circular, hacer que nos identifiquemos con un actor y un tema, y luego repetirlo. Para algunos, es un forma de trabajar que demuestra escases de recursos, pero para mí, por el contrario, es virtuosismo al lograr tanto con tan poco, transformando al soundtrack de First Class en uno totalmente logrado y pegajoso. Lo que vemos en pantalla y lo que escuchamos es una gran diferencia con la trilogía de los años 2000’s, y como dijimos, son precisamente esos elementos diferenciales los que en definitiva revivieron una franquicia bastante desgastada y prostituida con spin off’s. Sólo puedo adelantarles que todo lo que se avanza en “X-Men: First Class” se pierde en “X-Men: Days of Future Past”, pero eso será motivo de otra entrega. Saludos, humanos.
2 opiniones en “Henry Jackman – X-Men: First Class (2011)”