Jonny Greenwood – The Power of the Dog (2021)

Comentamos la banda sonora de la película llamada a arrasar en la temporada de premios

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Hans Zimmer – Dune (2021)

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La película más esperada de 2020, y que por motivos por todos conocidos, fue recién estrenada a finales de 2021. Eso es “Dune” y con esas expectativas fuimos a salas el día de su estreno. Sin embargo, y como lector de la obra de Frank Herbert, salí con una sensación de estar frente a una muy buena adaptación del libro pero también frente a una película que no me convence. En general me he enfrentado también a mixed reviews en uno y otro sentido, lo que me obligó a verla no una sino dos veces adicionales. Y mi conclusión sigue siendo la misma: todavía no sé si me gusta la película de Dennis Villeneuve, aun cuando la haya disfrutado muchísimo, primero como fanático de Herbert y luego como crítico de la propuesta de Lynch de mediados de los 80’s.  

Eso hace especialmente difícil analizar esta banda sonora, pues quien haya disfrutado “Dune” te dice al conversar que lo que más les ha llamado la atención es la propuesta musical de Hans Zimmer. Y al igual que la película, a mí la banda sonora tampoco me convenció tanto. Al menos sé lo que no es. No busca ser un remake de la banda sonora de Toto, que comentamos la semana pasada. Y considerando sus trabajos anteriores, también sé lo que quiere hacer. “Dune” es más parecida a “Dunkirk” que a “Interstellar”. Es una banda sonora mucho más presente y experimental, clave en lo visual, en específico en las sensaciones que te busca transmitir el director. Es, de cierta manera, más inmediata. “Interstellar” en cambio, es una banda sonora más introspectiva (en especial en todo lo que no es acción), cuyo efecto es más a largo plazo que a corto, si se me permite la referencia. “Dune” es de esos trabajos de Zimmer más sensoriales sobre lo espiritual, con excepción del tema de Paul y su travesía por el desierto hasta convertirse en un Fremen.

Chani

De entrada, la música de Zimmer es muy impactante. Dos recursos sonoros, uno poco convencional, el otro más típico, nos dan un sabor de Arrakis. Mientras Chani (Zendaya) nos narra en la introducción qué es su planeta y los abusos a los que se ha enfrentado su pueblo, escuchamos en “Dream of Arrakis” unos tambores iniciales que parecen reflejar la violencia de los Harkonnen pero que también hablan de la violencia propia de un planeta con riesgos por donde se le mire. Pero acto acto seguido, la música incorpora una especie de “martilleador” como instrumento menos tradicional, que entenderemos luego será un elemento clave para entender a las grandes bestias de Dune (y cómo podrían controlarse). Este tema inicial del trabajo de Zimmer contrasta totalmente con “Herald of the Change”, el tranquilo tema musical que luego de la historia de violencia de los Fremen viene a hablarnos de la historia de rencillas políticas en el universo controlado por el Emperador Padishah Shaddam IV (a quien esperamos conocer en la segunda película).  

En base a esta última idea, es lógico continuar con uno de los puntos altos de la película de Villeneuve y también de la banda sonora, que para mí es mostrar el poder de los Atreides y en especial del Duque Leto (Oscar Isaac). Como dije algo en la reseña anterior, una cosa es que el Duque Leto sepa que su reinado está llegando a su fin, y otra muy distinta es que sea un personaje inerte y sin prestancia como lo es en la propuesta de Lynch. Todo su poder se observa en tres momentos claves de la música. Primero, en “Leaving Caladan” donde la música nos habla de la magnitud del ejército Atreides (uno que generaba temor en el Emperador). Esta escena es continuada luego por la llegada del Duque y familia a Arrakis. Si bien la versión comercial de la banda sonora no incluye esta pieza musical, las gaitas que suenan al bajar los Atreides de la nave son clave para dar un sello a esta familia, y son clave también en la escena con la estética más bella que hayamos visto en mucho tiempo. Estas mismas gaitas son las que acompañan a Gurney Halleck (Josh Brolin) en su defensa del ataque Sardaukar y Harkonnen y que les permite morir en paz, entregándose a la causa. Pueden escucharlas en “Armada”, que si bien peca de repetir lo que ya conocemos de Zimmer (suena en especial muy parecida al tema de Batman), incorpora con la gaita una elegancia propia de los Atreides incluso en una marcha segura a la muerte. De hecho, en el “Sketchbook”, que es el disco complementario de Zimmer y mucho más libre, el tema Atreides reconoce directamente ese recurso marcado por la gaita.

An Ode to Oscar Isaac's Beard in DUNE

Pero quienes hayan visto el “Dune” de Lynch o leído la obra de Herbert (al menos los 2 primeros libros), sabrán que este es un libro centrado en la figura de Paul (Timothée Chalamet) y es natural que la música se enfoque en él y en especial el rol formativo que tiene en su figura, su madre Lady Jessica (Rebecca Ferguson). Este tema principal del disco es altamente “espiritual”, y comienza con “Gom Jabbar”, la famosa prueba a la que somete a Paul la Madre Superiora viendo si efectivamente es el Kwisatz Haderach. Acá hay que centrarse en las voces, que son una verdadera explosión de energía que no son otra cosa que el despertar del elegido. Por eso no es sorpresivo que “Rippels in the Sand”, la primera gran interacción de Paul con Arrakis y con los gusanos, tenga como gran recurso las voces que acrecientan el poder destructivo; y que cuando Paul empiece a “usar” y controlar la voz contra los soldados Harkonenn se mantenga la misma línea (“The Fall”).

Este “viaje” de Paul tiene un cierre redondo en lo musical. Villeneuve inteligentemente decide terminar esta primera entrega con Paul convertido en un Fremen luego de matar a Jamis, lo que son básicamente dos tercios del primer libro. Un momento clave en su historia personal y un encuentro también con todos quienes los han formado (padre, madre, Duncan Idaho, etc.). Su camino no es contra los Fremen, sino que es con los Fremen. Y cuando camina con ellos por el desierto y se adentra en el desierto de Arrakis, se adentra también en su futuro y asume su nuevo rol. “My Road Leads into the Desert” es un título bastante claro en este sentido, y desde el minuto 2:00 pueden ver como Paul y el Desierto (Arrakis) se vuelven uno.  En esto es fundamental el enfrentar los miedos, porque si bien la famosa «Letanía contra el Miedo» aparece expresa en varios momentos de la película (el gom jabbar, la huida en tóptero, etc.), lo importante es descubrir que tras todos los temores, afrontándolos y dejándolos pasar, solo quedará Paul y toda su historia. 

Dune' Ending Explained: Denis Villeneuve's sci-fi epic saga is just the  beginning | MEAWW

Escribir esto me sirvió para darme cuenta que son bastantes los puntos altos en la música de Zimmer. Como dije en un principio, creo que funciona particularmente bien con lo que vemos en pantalla, perdiendo su fuerza a medida que nos alejamos de ella. Su principal virtud es potenciar aquello importante del libro y la historia (Arrakis, la figura de Paul, la influencia de sus padres, el poder de la melange, etc.) y en cuanto a sus defectos, creo que tiene a agotarse por momentos en lo inmediato sin ánimo de perdurar. Afortunadamente, queda mucho que resolver en el mundo de Villeneuve. Confirmada una segunda entrega, podremos ver qué nos prepara Zimmer para personajes que aparecerán luego (el Emperador, la Princesa Irulan, Feyd-Rautha como heredero del Barón y la increíble Alia Atreides), cuánto nos ha adelantado ya de ello y como puede cerrar todos los temas presentados en esta película del 2021 a los que les falta todavía un detalle adicional para perdurar en el tiempo. Creo que Zimmer dejó bastante sembrado para que esta sea una de sus bandas sonoras más trascendentes, sin embargo queda camino por recorrer. Un camino parecido al que también debe adentrarse Paul, volviéndose un verdadero Fremen.

Toto – Dune (1984)

A propósito de la nueva edición de «Dune», comentamos la banda sonora de Toto para la película de David Lynch del año 1984.

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Jon Batiste, Trent Reznor & Atticus Ross – Soul (2020)

Trent Reznor y Atticus Ross se unen a Jen Batiste en una de las mejores bandas sonoras en la historia de Pixar. Esto es «Soul».

Soul

Muchas veces, de manera cómica por supuesto, he dicho “debí morir ese día”. Un momento de la vida donde parece todo estar bien, donde uno se siente realizado y completo. Ese nivel de plenitud parecía estar llegando a la vida de Joe Gardner, quien luego de muchas frustraciones como profesor de música en una secundaria en Nueva York, encuentra casi por azar la posibilidad de su vida al ser invitado a tocar como pianista al cuarteto de la leyenda del jazz, Dorothea Williams. Sin embargo, y producto de su emoción, cae un alcantarillado pocos minutos después, lo que le provoca la muerte. O eso es lo que tenemos que descubrir en “Soul”, entendiendo como Joe puede enfrentarla o asumirla justo cuando piensa que después de mucho tiempo de creer que su vida no significaba o valía nada, algo parecía estar abriéndose en su futuro.

La banda sonora de “Soul” es en verdad 2 bandas sonoras en una, como reflejo de la historia que transcurre entre las calles de Nueva York y The Great Before, una especie de paraíso pre existencial donde una serie “mentores” afortunados (donde Joe cae por suerte) deben formar a las nuevas almas que llenarán el mundo. La banda sonora de Nueva York, o de la vida de Joe Gardner, se la debemos a Jon Batiste, un multicompositor norteamericano y prodigioso pianista que tenía una extensa carrera musical pero que en el mundo de las bandas sonoras era un desconocido. Aprovechando la importancia del jazz en la historia y en la vida del protagonista -en especial a través del piano-, Batiste nos entrega una banda sonora que es prueba fehaciente del estilo de vida neoyorkino. Con mucho vértigo e improvisación, su estilo se nos presenta en “Born to Play” cuando un apuradísimo Joe Gardner recorre las calles de la Gran Manzana, con uno que otro riesgo, para asistir a la prueba/invitación que le consiguió un ex-alumno para intentar ocupar de urgencia un lugar en el cuarteto de Dorothea Williams. Como podemos ver al momento de estar 22 en el cuerpo de Joe, este es un tema más de la ciudad que el personaje principal, aun cuando uno y otro parecen totalmente confundirse (no podemos hablar de Joe sin hablar de New York, ¿no?). 

La otra banda sonora, la del mundo pre existencial, se la debemos a nuestros favoritos, Trent Reznor y Atticus Ross. Instrumentalmente, entre una y otra hay un contraste evidente, pues olvidando quizás lo logrado con “Mank” este año, Reznor y Ross acuden a su estilo tradicional, moderno, minimalista y creativo, constituyendo un verdadero retorno a ese estilo tan particular y único que habían alcanzado trabajando principalmente con David Fincher en “The Social Network” y “Gone Girl”. Dentro de dicho estilo, por supuesto, hay un millón de matices. Prueba de ello son las escenas iniciales, donde manteniendo la misma esencia, se pueden se pueden provocar emociones totalmente distintas, como sucede a la hora de musicalizar el misterio y terror absorbente de “The Great Beyond”, o la incertidumbre mucho más calma de “The Great Before”. De cierta manera, y sin que a lo largo de la película sepamos qué hay verdaderamente hay en Great Beyond, con su música Reznor y Ross nos demuestran que al menos lo que sí conocemos, Great Before, es un proyecto mucho más acogedor y a la postre desafiante para Gardner. “Portal/The Hall of Everything” sigue precisamente dicha línea, con instrumentos o sonidos que podríamos denominar más “infantiles”o “ingenuos” por el trabajo que los mentores deben hacer en las pequeñas almas. 

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Uno de los puntos altos de la mitad que le debemos a Reznor y Ross y que probablemente pase desapercibido para muchos, es el tema que entregan para Terry, el obsesivo guardián a las puertas de “The Great Beyond”. Encargado de contar cada una de las almas que deben y entran en dicho portal, su música precisamente tiene un instrumento que sobresale sobre todos los otros precisamente cumpliendo el rol que fascina al mismo Terry: contar, contar y contar. Impetuoso, orgulloso y vanidoso, es un personaje fundamental en la película porque opera como un cómico villano, que al mismo tiempo logra aportar tensión pero también humor. 

Si quieren ver como estos dos mundos musicales se encuentran, el de Batiste por un lado y el de Reznor y Ross, por el otro, deben escuchar “Pursuit/Terry’s World”, cuando un confuso 22 arranca de Joe en versión gato, desorientado por la vida que está viviendo, para ser detenido precisamente por Terry (y su tema), quien abre un portal por el que retornan a The Great Before. Es precisamente el momento en que cruzan dicho portal que la música de Reznor y Ross reemplaza a la de Batiste, de una manera muy bien lograda entre lo visual y lo sonoro. Sin embargo, la escena más emotiva de la película y también de la música, es cuando Reznor y Ross deciden ir un poco más allá. Sabiamente, sin invadir el trabajo de Batista, aprovechan su oportunidad de musicalizar la vida de Joe en Nueva York, dentro de su apartamento, con una melodía sutil de piano que es verdaderamente inolvidable. Si bien, y acá podemos ya hablar de spoilers, Joe termina regresando a la tierra por méritos propios, lo cierto es que en “Epiphany” Reznor y Ross son capaces de mostrarnos mediante la improvisación de Joe que, siguiendo el ejemplo de Dorothea, ya está en el océano y simplemente no lo sabía. Pese a que hasta hace poco creía lo contrario, vivir la vida es en sí mismo un propósito en la vida, y su obsesión por ser un jazzista reconocido lo había vuelto de cierta manera ciego. 

La música es también una forma de hablar. Así nos cuenta un inspirado Joe Gardner cuando le narra a sus alumnos el momento en que acompañado de su padre, vio a un artista interpretar de tal manera una improvisación de piano, que supo de inmediato lo que quería hacer a futuro. En un comienzo, no logra encender una “chispa” en ellos, o al menos no en todos ellos. Pero la música es capaz de hacerlo, lo sabemos. La banda sonora de “Soul” es probablemente de lo mejor del año, y servirá sin dudas para prender la chispa en muchos que tuvieron un difícil 2020 y no encuentran bandas sonoras que recordar. En especial, servirá para valorar mejor a Atticus y Ross, primero porque el trabajo en “Soul” es extraordinario, y segundo, porque también vimos este mismo año que son capaces de salir de su zona de confort con “Mank”.

James Newton Howard – News of the World (2020)

Continuamos nuestra preparación de cara a los premios de la Academia, comentando «News of the World» de James Newton Howard.

News of the World

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Terence Blanchard – Da 5 Bloods (2020)

Terence Blanchard se vuelve a unir a Spike Lee en «Da 5 Bloods».


Da 5 Bloods

Si bien es imposible revisar la filmografía en general de Spike Lee sin abordar el tema racial, lo interesante de hablar de “Da 5 Bloods” y su música es precisamente compararla con “BlacKkKlansman”, su último proyecto. En ambos el racismo es clave en la historia, pero también lo son las fuerzas armadas y policiales, circunstancias que influyen sustancialmente en la banda sonora de alguien que también se repite en ambos proyectos: Terence Blanchard.
Por mucho que “Da 5 Bloods” tenga momentos cómicos, en especial centrados en las dinámicas propias de los 4 “Bloods” que se reúnen en Ho Chi Minh City (Paul, Otis, Eddie, Melvin) y la relación con David, sorpresivamente quinto elemento del grupo, lo cierto es que “Da 5 Bloods” es mucho más dramática que “BlacKkKlansman”. Con ello no queremos decir, ni remotamente, que la historia tras uno y otro tengan distinta importancia, o los hechos denunciados o narrados sean de distinta gravedad, primando unos sobre otros. Por el contrario, nuestra idea es muy simple. En “BlacKkKlansman” había una denuncia gravísima, pero acompañada de un contexto de humor constante que obligaba a la música a hacer una serie de propuestas lúdicas, representadas en el tema de Ron, que no tienen cabida en “Da 5 Bloods”. Pueden revisar nuestro análisis completo a esa banda sonora en este enlace.

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Dicho lo anterior, “Da 5 Bloods” tiene una obertura que, como bien insinúa su nombre, insinúa el tenor de la película. “What This Mission’s About” tiene todo lo que debiese tener la música bélica, tambores marcando un ritmo militar, trompetas y mucho heroeismo. Algo muy propio de los Norteamericanos, quienes ven en los conflictos bélicos un tema de nacionalismo como ninguno de los países de nuestra región. Esta obertura se nos presenta luego de saber la misión de los Bloods en Vietnam, y por lo mismo, la presencia de Norman no es inesperada. Sin perjuicio de lo anterior, algo que trabaja muy bien Blanchard pues dentro de la llegada de los soldados en helicóptero se siente un aura de riesgo (y no sólo de heroísmo), motivado por la ansiedad de saber qué pasó con Norman, pese al cierre con fanfarria cuando son capaces de asegurar el terreno. El tenor militar de la música es constante en todo aquello que es operativo, como pueden escuchar en “Bloods Go Into Jungle”. 

Como es obvio, la amistad es un elemento muy importante en “Da 5 Bloods”, pues de cierta manera, ser un “Blood” era todo lo que en Vietnam había para ellos. Luchaban en una guerra donde Estados Unidos reivincaba derechos que a ellos les eran negados por ser negros. Como bien dice el discurso de MLK, América, o lo que América decía reflejar, no era América para ellos. Creo que el punto más alto de este tema es “Finding the Gold”, donde si bien encuentran el oro, están cada segundo más cerca de Norman y se dan cuenta que su misión puede ser un éxito, pero en especial en la segunda mitad de “Paul and Norman”, donde finalmente Paul es capaz de liberarse de su carga. Norman le da a entender (imaginándolo o no), que su muerte fue un accidente, y que lo perdona. En el fondo, porque son y serán amigos toda la vida. Algo de militar tiene este tema, no lo niego, en especial por sus trompetas, pero termina siendo un tema tan “positivo” que la amistad termina comiéndose todo elemento externo.

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Pero hay un tema que me gusta especialmente. Puede no ser el más desarrollado en tiempo por parte de Blanchard, pero el más desarrollado en lo que a lo que la música puede transmitir, que es el tema del dolor interno. Se nos presenta, primero, cuando Otis visita a Tien y se da cuenta que tiene una hija a la que nunca ha conocido, y en consecuencia, una vida familiar que no vivió (“Otis and Tien Have Dinner” y “Otis Talks Family”). Así, es una música que funciona perfecto en la vida que no tuviste, por culpa de la guerra. Pero luego aparece en la tensa relación de Paul con su hijo (“Paul and David Have a Fallout”), por lo tanto también este tema de Blanchard nos habla de las consecuencias incluso a nivel familiar, que generaron las pérdidas y muertes en el campo de batalla (bajo la lógica que David es el motivo de la pérdida del amor de su vida -”David Talks About His Mother”-). Es, entonces, la vida que te tocó vivir como consecuencia de Vietnam. Esta capacidad de transmitir el dolor desde la esfera de la carencia y lo existente, es el punto más alto de la música de Blanchard.

Sin perjuicio de lo anterior, no me gustaría que se queden con una idea totalmente positiva de la música de Blanchard. A mí, de hecho, me sorprende que tenga tanto reconocimiento, debido a un tema muy fundamental. Se siente poco original. Por momentos creo estar escuchando las pistas que sobraron o no tuvieron espacio en “BlacKkKlansman”, lo que es siempre reprochable. Por lo mismo, siendo un proyecto interesante, ni remotamente se ubica en los puntos altos de la carrera de Blanchard.

¿Por qué nos gusta tanto la banda sonora de «Nomadland»?

¿Por qué nos gusta tanto la banda sonora de «Nomadland»?

Nomadland  

“Nomadland” está arrasando en la temporada de premios. Excelentemente dirigida por Chloe Zhao, conmovedoramente actuada por Frances McDormand (quizás su mejor papel en una ya muy galardonada carrera), todo parece estar construido a una escala “humana” de la cual es imposible pasar sin evocar alguna emoción o recuerdo. Parte fundamental en ello es la selección de música que realizó Chloe Zhao, que toma como base principalmente el trabajo del compositor italiano Ludovico Einaudi (de quien ya hemos hablado antes). Si bien “BSO magazine” siempre ha promovido comentar bandas sonoras originales, “Nomadland” será una excepción. Acá les comentamos por qué nos gusta tanto.

Oltremare / Ludovico Einaudi.

El primer tema musical en “Nomadland” es “Oltremare”, de Ludovico Einaudi. Original de su disco “Divenire” del año 2006, es quizás una de las piezas más famosas y reconocidas del compositor italiano. De 11 minutos de duración, Chloé Zhao captura totalmente su esencia en el viaje de Fern, un viaje personal pues tras la pérdida de todo lo que era su por entonces su vida (su marido, su trabajo al cerrar la planta donde trabajaban y su hogar), decide emprender viaje. 

“Oltremare”, en italiano, quiere decir “más allá del mar”, en un claro viaje hacia lo exterior, lo desconocido. Precisamente lo que hace Fern. Y pese a que “Oltremare” viene también a aparecer cuando Fern vuelve a casa hacia el final de la película, las decisiones que vuelve a tomar nos ratifican la idea original. Fern se vuelve una nómade, y vuelve a Empire para despedirse. Porque todo viaje debe iniciarse cuando uno está realmente preparado, sin embargo no todas las despedidas son realmente finales.

Seven Days Walking: Day 1: Golden Butterflies / Ludovico Einaudi.

En 2019, Ludovico Einaudi lanzó “Seven Days Walking”, un increíble proyecto inspirado en sus caminatas diarias por los Alpes. Días nevados, donde seguía las mismas rutas y notaba los pequeños cambios en lo que observaba producto del paso del invierno, reflejándolo en su música. Por eso es un experimento que es totalmente sensorial. Parece una constante meditación del compositor de admiración por las diferencias con las que construye las versiones presentes en los 7 discos que forman la colección.

En “Nomadland”, “Seven Days Walking: Day 1: Golden Butterflies” aparece en una escena muy importante. Cuando Fern decide quedarse en la comunidad, camina por ella luego que le dan la bienvenida. Un largo plano secuencia donde solo vemos la excelente actuación de McDormand y escuchamos a Einaudi. El valor de caminar y meditar con ello, observar, valorar, pues de hecho Fern es invitada a integrarse a una serie de conversaciones que ella siempre rechaza: prefiere caminar. Por eso no es casualidad la elección musical de Zhao en este momento. Acá una clip de esa escena. 

Epilogue / Ólafur Arnalds.

Si bien advertimos que esta columna sería una dedicada a Ludovico Einaudi, no podemos dejar de lado otro tema importante y realmente bello, que es “Epilogue” de Ólafur Arnalds. Dejaré que el mismo Arnalds les cuente la historia de “Epilogue”.

Quienes ya vieron “Nomadland”, saben que no es casualidad el nombre de la canción de Arnalds. Su primera aparición es precisamente en el epílogo de la vida de Swankie, quien le cuenta a Fern que tiene un cáncer ramificado del cual difícilmente puede escapra, por lo que su despedida, el epílogo de su vida, es un último viaje. Una escena muy emocionante porque ella necesitaba alguien que la escuche, porque cuenta en pocos segundos y en la intimidad con Dern, cosas tan importantes de su vida. Por supuesto, un tema tan minimalista como el Arnalds, basado en cuerdas y piano, da la intimidad necesaria tanto para las noticias tristes, como para las cosas buenas que surgen de ello (cuando “Epilogue” toma una nueva velocidad desde el 1:50).

Pero es quizás la segunda aparición de “Epilogue” la más emotiva. A otro nómade que ya había aparecido en su vida y acompañada de una fogata, Fern habla de la vida que nunca se desvanecerá ni perderá, recitando el soneto XVIII de Shakespeare.

“So long as men can breathe or eyes can ſee, So long lives this,and this gives life to thee”.

Mientras las personas respiren y los ojos puedan ver, vivirá este poema, que es en el fondo, la vida misma. Esta conversación, que le permite recordar los votos que hice al momento de casarse con el amor de su vida, es el empujón que necesitaba para volver a tomar la carretera.

Petricor / Ludovico Einaudi.

“Petricor” es una de mis favoritas del de Ludovico Einaudi, por lejos. Es el tema ancla de su proyecto “Elements” de 2015, que lo llevó al reconocimiento mundial y ser uno de los artistas con más ventas en Europa, incluyendo todos los géneros. Fue una reivindicación de la música clásica “modernizada” y todos quienes hayan escuchado “Petricor” antes de “Nomadland” lo entenderán fácilmente. 

En “Nomadland” acomapaña el viaje en solitario de Fern tras dejar su comunidad, conectándose con la naturaleza y en el fondo liberándose (de vestimentas, apariencias, historias y lugares). ¿Por qué elige esta canción Zhao? Creo que la respuesta es simple. El preticor es el olor que deja la lluvia al caer sobre suelos secos. Es, en el fondo, una conexión con la tierra por vía del olfato y es lo que Fern logra a medida que avanza la película. Conectarse con su “yo” interior a través de sus viajes. Lástima que suena tan poco en la película, como podrán ver en la película.

La vida de “nómade” no es fácil. Menos cuando se decide empezar a vivirla. Hay soledad y por supuesto dudas. Creo que “Low Mist” refleja precisamente esas dudas, en especial en su primera aparición, pues acompaña a una Fern de cierta manera “tocada” por la presencia de Dave y de cierta manera, una respuesta a la invitación a cambiar que Dave le realiza. El rostro de Fern en toda esa secuencia de escenas es realmente conmovedor. 

Sin embargo, “Low Mist” es el mismo tema con el que Fern decide “huir” de la casa de Dave. Un día lluvioso, con niebla, como la canción. “Dave” podrá ofrecerle muchas cosas, pero es un estilo de vida que no quiere, y por eso, actúa en consecuencia. Vuelve a Amazon, a su rutina, porque es dueña de la vida que quiere vivir. Otra celebración de año nuevo sola, nuevamente cruzar Estados Unidos siguiendo el buen clima. También una invitación no a reconstruir porque sí, sino que al hacerlo, hacernos cargo de nuestro pasado y nuestra historia, que es precisamente el legado de esta película. A honrarlo. 

Así es la vida de un “nómade”. No hay una despedida final. De hecho con esa conversación y esa frase, vuelve a sonar “Low Mist”, convirtiéndose en el tema principal.

Ludwig Göransson – Tenet (2020)

Por primera vez desde Batman Begins, Christopher Nolan se atreve con un compositor distinto a Zimmer, y el resultado de Göransson es dulce y amargo

Tenet

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Trent Reznor & Atticus Ross – Mank (2020)

Trent Reznor y Atticus Ross se vuelven a unir con David Fincher en «Mank».

El 2020 fue una oportunidad para volver a encontrarse con David Fincher. Seis años después de “Gone Girl”, el director norteamericano era convencido por Netflix de hacer la película que todo director debe realizar en su vida, una en que el mundo del cine sea el eje central de la historia. Y vaya propuesta arriesgada, pues en “Mank” David Fincher toca temas bastante complicados de Hollywood, como los escritores bajo las sombras y en especial, la censura, en este guión tan especial para Fincher, pues fue escrito por su padre, Jack, quien lo había terminado a comienzos de los 90’s, sin ver la luz hasta la fecha (y menos, antes de su fallecimiento en 2003). Por eso, así como nosotros esperamos por ver a Fincher, Fincher esperó por ver materializado “Mank”. 

Como era de esperar, Fincher acude a sus dos grandes compañeros en lo que a bandas sonoras se refiere, con quienes trabaja al menos desde el año 2010 con “The Social Network” (cuyo análisis pueden revisar en este enlace, para nosotros la mejor banda sonora de la década pasada). Hablamos de Trent Reznor y Atticus Ross, quienes acostumbraban desarrollar con Fincher bandas sonoras más “modernas” y directamente minimalistas en muchos casos, por lo que mucha expectación había respecto de lo que Reznor y Ross podían ofrecer en un drama biográfico de época. El resultado, en todo caso, termina siendo muy (muy) interesante. 

“Mank” es una banda sonora de luces y sombras. Se divide claramente en 2 temas o estilos principales. El primer de ellos, el más vistoso, es aquel basado en el jazz y es verdaderamente “luminoso” porque lo que hace es musicalizar un mundo lleno de luz como es Hollywood y sus distintas casas productoras. Centrándonos en la figura del guionista Herman Mankiewicz (increíblemente representado por Gary Oldman), Hollywood y MGM en específico se nos muestran como un lugar donde la vida se lleva al máximo, con las cosas buenas y por supuesto los excesos. La escena en la que suena “A Fool’s Paradise”, por ejemplo, a través del jazz no muestra que esta no es solo la vida soñada por Mank sino por todos quienes quieren entrar a la producción cinematográfica; en “MGM” vemos que es una industria muy efectiva y sin pausa -siendo la música refrescante en planos muy largos-; y en “Glendale Station” nos damos cuenta que logrado reconocimiento (como Mank lo tiene) la fiesta nunca termina. Esta forma de musicalizar también al personaje principal es un acierto de Reznor y Ross, pues si bien Mank es una figura extravagante y entretenida, es también una persona muy mal educada, que respeta estándares sociales ni morales, pero pese a todo, parece siempre (o la mayoría de las veces) agradar y caer en el lugar correcto. 

Pero como dijimos, no todos es luz en “Mank”, porque no todo es luz en el personaje de Oldman. Por supuesto, en un comienzo su realidad es muy oscura tras su accidente que le ha costado estar postrado (“Victorville”), en un tema musical que está muy en línea con lo visual de la película y con el drama interior de Mank, quien tras su sonrisa (y querer pasar siempre de listo), esconde una serie de problemas, en especial una adicción al alcohol que no lo deja vivir. Este estilo de vida lo lleva precisamente al extremo de escribir el guión de “Citizen Kane” en circunstancias muy especiales, y a una lucha interna de poder contra la censura (por quienes se veían afectados por el guión) y contra el justo reconocimiento (en la figura de Orson Welles), tomando una serie de decisiones complicadas. Por un lado, es amenazado de modificar el guión, pero en su interior quiere todo lo contrario, ojalá más reconocimiento pues siente que esta es (y terminó siendo) su obra maestra. Por eso, “The Organ Grinder’s Monkey”, refleja de manera espectacular el proceso en la mente de Mank, quien debe decidir si es o no para la industria lo que el mono es para lo que en Chile conocemos como un “organillero”. 

Si “Mank” les fue difícil de ver (porque lo es), y quieren darle una vuelta a la banda sonora en un par de minutos, esta idea de la doble militancia de Mank pueden verla en la secuencia de la gala por las elecciones. Mientras Mank disfruta lo mejor de Hollywod, la comodidad, el alcohol y la noche en “Scenes from Election Night”, dentro de él lo consumen sus monstruos. Como nadie, sabe cómo los grupos de poder han boicoteado la elección del candidato socialista, y el triunfo del Republicano le parece cada minuto más aborrecedor. Por eso, la música cambia de manera inmediata, a medida que Mank se enfrenta a sus peores temores, todo mal canalizado por el alcohol. “Election Night-mare” es precisamente la música de quien se encuentra atrapado en una pesadilla de la que es difícil salir. Porque el mundo en el que vive lo atrae, pero le genera odio.