Termina el año. Con esta son 15 columnas de un proyecto que partió a finales de julio. Esta semana queremos cerra el ciclo como lo iniciamos, por eso dedicaremos otra entrega al genial Clint Mansell. Si antes hablamos de su trabajo en Moon (2009), hoy es el turno de The Fountain o “La fuente de la vida”, dirigida por Darren Aronofsky, el año 2006.
Yo creo que The Fountain es, sin lugar a dudas, la película que yo elegiría para explicar algo que aparece bien seguido al leer una crítica de una película: el término “mixed reviews”. En palabras simples, “mixed reviews” quiere decir que una película tiene tantas críticas buenas como malas, sin existir consenso respecto a ella. The Fountain es, para algunos, una de las mejores películas que se han visto en el último tiempo, mientras para otros es una ambiciosa e incluso estúpida película que ensucia la filmografía de Arronofsky. Yo sin duda me siento cercano al primer grupo, los que ven en The Fountain una gran película, y mucho de eso se lo debemos a la banda sonora que comentamos hoy. No obstante, muchas personas a las que se las he recomendado la han encontrado una pérdida de tiempo. En este sentido, cada lector deberá formar su propia opinión, y sólo aportaré un grano de arena al debate.
Un conquistador español del siglo XVI en busca del mayor secreto de los mayas, científicos y neurocirujanos luchando contra el cáncer en nuestra época, y un viaje espacial en el futuro en búsqueda de la vida eterna a través de una especie de nirvana, es lo que nos trae Arronofsky. En estas 3 historias hay un elemento común. El amor de los personajes de Hugh Jackman (Tom) y Rachel Weisz (Izzy). Ambos en actuaciones notables, por lo demás. De la segunda no es sorpresa, pero del primero nos hace preguntarnos por qué no sigue esa línea de trabajo más intenso y menos mediática, como lo hace en la recién estrenada Prisoners, de Denis Villeneuve.
No tengo miedo en decirles que estamos ante uno de las mejores bandas sonoras que existen. Sus premios así lo reconocen. Pese a ello, no me sorprendería si muchos de ustedes no conocen la película de la cual hablamos. Varios factores influyen en eso. Principalmente podemos señalar que el 2006 Aronofsky no era tan mediáticamente conocido como lo es hoy, luego de El Cisne Negro; la trama era algo densa e inesperada (la gente que la crítica, a mi juicio, lo hace porque no entiende que es un film de ciencia ficción); tuvo pésimos resultados de taquilla, etc. Por eso no está de mas hacer una pequeña introducción, dejándolos invitados a verla.
En The Fountain, Clint Mansell se reúne con su alma gemela en lo que a cine se refiere: Darren Aronofsky, el director norteamericano para quien compuso música en casi todas sus producciones, entre ellas Pi, The Wrestler, Black Swan, y la archi reconocida Réquiem for a Dream, a la cual en parte debemos el nombre de esta columna. Ambos están trabajando en la súper producción bíblibca del 2014, Noah. De todos sus trabajos, The Fountain es sin duda el más sobrio, minimalista y maduro. Y destacar con pares que dejan alto el listón, hace de The Fountain como una banda sonora única en su clase.
No sólo Mansell trabaja en la banda sonora de The Fountain. Quienes interpretan o ejecutan las partituras son, nada más ni nada menos, que Mogwai y Kronos Quartet. Incluso por momentos se barajó la oportunidad de incorporar a David Bowie, cuya canción “Space Oddity” influenció las escenas más modernas de la película. La cantidad de gente trabajando en este soundtrack lo define de pies a cabeza. El equipo fue tan amplio, la producción tan larga, y el resultado tan notable, que es imposible reconocer una sola mano detrás de todo. En ese sentido, Mansell escribió cada una de las piezas, pero fue imposible que él creara todo por su cuenta. Esto lo decimos sin la intención de quitar créditos a la persona detrás de la música.
En cuanto a la forma de trabajar de Mansell, The Fountain fue un doble desafío, principalmente inspiracional. Con constantes cambios (e incluso cancelaciones) en la producción, The Fountain es un trabajo de 6 años, lo que hizo en paralelo a cualquier avance en la producción de la película. Por ello La fuente de la vida, en la historia de Mansell, es una muestra veta más inspirativa, lo cual es lógico, pues mucha veces lo que le nacía el día 1 con los primeros bosquejos, no era lo mismo que creaba al tercer o sexto año, ya en el set. Este es sin duda el segundo factor que define este soundtrack, el factor humano. Porque The Fountain, ante todo, es una película muy humana. Explora la esencia de nuestros sentimientos, y los transmite de forma increíble, en especial la pena y el amor. Cuesta encontrar momentos más tristes que el llanto de Tom en la soledad de su casa, tatuándose un anillo luego de perder (y defraudar) al amor de su vida, como pueden ver en la foto de abajo.
Este lado humano, por sobre el temporal, influencia el trabajo de Mansell. Por eso, pese a tener épocas narrativas tan distantes, es fácil entender que se trata de una sola historia de amor, jugando la música un papel clave al respecto. La música es la única que nos demuestra que estamos observando la misma vida e historia de amor en distintos momentos, como fotografías en una línea de tiempo. Así, este es un disco que muestra un proceso creativo completo, en su totalidad, como la película, más que pistas lanzadas al azar sin conexión alguna.
A veces lo digo mucho, pero “Together will live forever” es uno de las canciones más lindas que existen. Un lento y sufrido solo de piano que aparece en los créditos, es la recopilación de fragmentos de música de toda la película, coda que cierra la historia. Para Mansell es una canción de historia, por eso fue capaz de componerla sólo cuando ya tenía cortes de la película en sus manos. Elijo esta canción para partir pues como el propio Mansell señala, su trabajo es un disco donde la repetición es virtud, y “Together will live forever” es ejemplo de ello. Pero cuidado. Muchas veces la repetición es un arma de doble filo (repetitivo y aburrido pueden llegar a ser sinónimos). Acá dicho riesgo fue superado con creces, pues la canción provoca emociones hasta el último segundo. Esto porque es por medio de ella que la verdad se revela. Hablo de la conexión entre 3 historias de amor separadas por siglos de historia, pero dónde cada una tiene “imágenes” de la otra. Les recomiendo también escuchar esta versión alternativa que grabó Mansell, con voces de fondo, pero que finalmente fue descartada por no calzar con el resto de la música.
“Last Man” abre el disco pero no es la primera canción en la película. Este tema aparece con el Jackman (Tom) del futuro, camino a Xibalba. Cada uno interpreta quién es este personaje. Puede ser, efectivamente, el personaje de Jackman que descubrió la cura a esa enfermedad que él llama vejez. Puede ser Jackman escribiendo el capítulo final del libro de su mujer (esa creo yo, cumpliendo el deseo de ella de completarla). La respuesta no la sabemos. Lo cierto es que está sólo, viajando en una especie de esfera hacia el encuentro con la estrella que muere. Y es probablemente el último hombre, de ahí su nombre, encontrándose en un estado de paz que a la vez es ansiedad, pues, como en toda la película, corre una carrera contra el tiempo. La música transmite esta soledad que vive en el espacio, destacándose las cuerdas de Kronos Quartet.
Muy distinta a ellas, pero manteniendo una línea clara, es “Death is the road to awe”, la canción que está en el espiral de desenlace del film. Como dice Mansell, en ella todas las piezas se juntan, por eso es un recuerdo de muchas otras melodías que ya hemos escuchado pero con otra velocidad, muy distinta a “Together will live forever”, que a su manera, también une las historia. Esta canción es la obra maestra que une de mejor manera la ejecución de Mogwai, Kronos Quartet y Mansell, junto a un interesante coro que aparece al final, y en la película acompaña también al Jackman del futuro, quien a través de su muerte (y la del árbol), llega a un estado superior de admiración.
Finalmente les quiero hablar de “First snow”, una canción que yo defino como de redención. Este es el tema de un Tommy desesperado, en una frenética carrera contra la muerte de Izzy por el cáncer que le afecta. Hablo de redención pues hay 2 escenas idénticas en la película, pero con desenlaces distintos. Investigando contra el tiempo, en la primera Izzy invita a caminar a Tom pues es la primera nevada. Él dice no. En la segunda, también dice no, pero corre tras ella arrepentido de su decisión. ¿Por qué este cambio en Tommy? Principalmente porque sólo con el tiempo es capaz de entender la inminente muerte de ella como un acto de creación. Por ello deja de luchar contra la muerte, y decide acompañar a Izzy en su caminata por la primera nevada.
El trabajo de Mansell para esta película fue algo complicado. Ya dijimos que fueron 6 años de trabajo donde la línea de trabajo, e incluso la argumentativa, cambió mucho en la medida que cambiaba el presupuesto y enfoque del film. Pese a todas estas dificultades, el resultado es superlativo. Consciente de sus limitaciones (lo clásico no es lo suyo), supo centrarse en sus habilidades (electrónico) y reformarlas en algo mucho más sutil y disciplinado. Sólo de esa forma se puede aportar en una película cuya trama, per se, era compleja. Un aplauso también en la selección de los intérpretes, lo cual dice mucho además. Mogwai no habría tocado para cualquier pelafustán. Les dejo “Stay with me” y “Xibalba” para que entiendan de qué les hablo.
5 opiniones en “Clint Mansell – The Fountain (2006)”