Si comentamos el trabajo de Howard Shore en “The Fellowship of the Ring”, inevitable es comenzar hablando de los temas que su música busca transmitir, conectados todos con el mundo creativo de Tolkien. Como trabajo introductorio, tanto la película como la música deben cumplir la misión de presentar la variedad cultural e histórica de la Tierra Media, además del conflicto que subyace en esta historia de la Tercera Edad. En otras palabras, tanto Peter Jackson como Howard Shore nos hablarán en un comienzo de razas (con un sentido antropológico), momentos en la historia (de la mano del Tolkien “historiador” que los lectores de la obra entenderán); y del bien y mal (el lado místico en su creación). Nuestro análisis precisamente, buscará resaltar todos estos elementos.
Uno de los aspectos que más me gusta de la música de Shore es el rol que ella cumple en la Trilogía de Jackson, pues esta apuesta (de establecer núcleos o pilares por sobre personajes específicos) le da un sentido de permanencia continuo a lo largo de las 10 horas de películas. Por lo mismo, la música de la Comunidad es la misma luego de algunas partidas o muertes, o la música de la Comarca seguirá presente en los Hobbits aun cuando ellos estén más lejos que nunca de su tierra. Creo que también ello logra que la música, pese a tener infinitos temas, se sienta como una sola. Este trabajo que se irá expandiendo y expandiendo, exige del telespectador mucha atención para admirar el trabajo de Shore, y en especial, para entenderlo. Estaremos ante una constante evolución donde la memoria es imprescindible, pues sólo gracias a ellos entenderemos por qué, por ejemplo, cuando las razas libres se unan formando una Comunidad la música parece haber sido insinuada con el tiempo, o cómo la oscuridad siempre presente mutará desde una música más omnipresente-distante a una más presencial, pero manteniendo siempre un claro tono, pese a la multiplicidad de enemigos (e incluso agendas propias) que encontraremos en el camino.
La Comunidad del Anillo” comienza con “The Prophecy”. La voz de Galadriel nos cuenta de la historia del Anillo Único, y la memorable inscripción en él.
Three Rings for the Elven-kings under the sky,
Seven for the Dwarf-lords in their halls of stone,
Nine for Mortal Men doomed to die,
One for the Dark Lord on his dark throne
In the Land of Mordor where the Shadows lie.
One Ring to rule them all, One Ring to find them,
One Ring to bring them all, and in the darkness bind them,
In the Land of Mordor where the Shadows lie.
El tema del origen del Anillo tiene un sabor muy antiguo que resalta la idea de estar “descubriendo” la música, más que estar escuchando algo que se creó en nuestro mundo el año 2000. Pero el elemento más destacable en la introducción musical de Shore es lo multifacético que es el poder del Anillo. Partiendo con su creación, pasando por la batalla de la última Alianza y la caída en tentación de Isildur, para luego contar cómo llegó a manos del mismísimo Gollum, son al menos 4 temas musicales los que se presentan en “The Prophecy”. Se trata de (parafraseando a Star Wars), un verdadero despertar de una fuerza que por ahora parecía ser sólo una mal recuerdo pero que hoy es el anuncio de una mala historia. La presencia de Galadriel y la música de Lothlorien es también prueba de la antigüedad de quienes relatan, y la conciencia que tienen ellos del conflicto. Todos factores totalmente opuestos a la música con la que continuará Shore.
La historia continua con “Concerning Hobbits”, título tomado directamente del Prólogo del libro denominado en nuestro idioma “De los Hobbits”, donde nos cuentan quiénes son estos interesantísimos personajes, sus costumbres y tradiciones. Inevitable es buscar alguna referencia en nuestra propia historia para hablar de esta música claramente celta, pero la verdad la tarea es imposible. De cierta manera, y por como veremos se desarrolla la historia en LOTR, es una canción que sólo puede vestir a una raza tan bien intencionada como los hobbits, y ningún punto de relación puede establecerse con nuestros tiempos. Quizás Gandalf resume mejor que yo esta idea con la siguiente frase, mostrándonos la verdadera naturaleza de los Hobbits:
Los hobbits son criaturas realmente sorprendentes. Puedes aprender todo lo que se refiere a sus costumbres y modos en un mes y después de cien años aún te sorprenden.
Sobre esta parte de la música, me gustaría destacar al menos dos puntos. El primero, es que se muestra a un Shore que, al igual que Tolkien, estaba enamorado de los Hobbits. Este punto es más claro en las versiones extendidas de la cinta (que deben ver siempre), pero basta la versión tradicional para encariñarse con esta raza y la música ingenua, armónica y clara que Shore les entrega. El segundo punto importante a destacar es cómo Jackson y Shore, en conjunto, buscan en estos minutos que nos encariñemos con la Comarca y su forma de vida, dado que no contaba con el background que sí tienen los libros para justificar el dolor que se produce en Frodo por dejar la Comarca y un estilo de vida único (y desconocido para casi todos) que se ve amenazado por el distante (hasta entonces) concepto de Sauron y el mal.
Es Gandalf quien tiene que introducirnos en la idea del mal, con el fin de alertar a Frodo. En “Shadow of the Past” (de idéntico nombre al capítulo II del libro), Gandalf relata a Frodo el peso del Anillo y el fatal destino que está atado a él. Es también oportunidad para presentar a los Nazgul y con ellos, dar la bienvenida a las voces en el trabajo de Howard Shore. Esta idea no estaba presupuestada en un comienzo, pero que vigoriza la fuerza del Enemigo mientras salen a toda marcha de Barad-Dur tras las pistas de Gollum: “Baggins”, “Shire”. Son momentos dominados por la maldad, pues mientras Frodo se prepara para partir raudo (algo muy distinto al libro y con un adelanto de la música de la Comunidad), también nos presentan a Isengard y Saruman en “The Treason of Isengard”, primero con la música de seducción del Anillo y luego con un tema totalmente oscuro (nuevamente controlado por voces), que hablan del poder de Saruman y sus planes. La urgencia en la huida de Sam y Frodo termina con “The Black Rider”, que comienza con un tema todavía más ingenuo para Merry y Pippin (¡que poca justicia les hace la película tratando de incorporar humor!), con quienes se tropiezan por casualidad robando hongos, vinculándose con ese hecho al destino de Frodo. Este es el momento en que el tema de los Nazgul suena más poderoso, y cuando el Enemigo finalmente ha logrado localizarnos y asediarnos hasta volverse totalmente presente. Nuevamente, la presencia del coro intenso no es casualidad, y su fuerza potencia el desconcierto que se produce en los Hobbits al encontrarse con tan oscura criatura.
Ahora, no puedo continuar el análisis de la película sin comentar la renuncia de Peter Jackson de presentar a Tom Bombadil, lo que debe ser una de las decisiones más curiosas del proyecto. Si hay un personaje en “La Comunidad del Anillo” -el libro- que derrocha música en cada una de sus páginas es Bombadil, y no sólo por su “Hey dol! merry dol! ring a dong dillo!” sino porque cada intervención, cada movimiento, cada interacción, es, en el fondo, música (como el origen mismo del mundo Tolkien). De hecho, el mismo Tolkien cuenta en sus páginas que “a menudo la voz se le cambiaba en canto”. Esta decisión, que fue narrativa dado que el paso por casa de Bombadil poco aporta en el conflicto principal de la cinta, distrayendo además del sentido de urgencia y persecución, podría haber abierto todo un nuevo espectro de composiciones y es una de las mutilaciones musicales más graves que pudo la obra de Tolkien, en perjuicio también de la capacidad creativa de Howard Shore.
La llegada a Bree, por supuesto, no es sinónimo de tranquilidad. En “El Poney Pisador” pasarán hechos fundamentales, como la caída de Frodo ante la tentación de usar el Anillo y el encuentro con Aragorn. Lo primero, en “At The Sign of The Prancing Pony”, es claro con una preminencia de la música de los Nazgul, demostrando el avance de Sauron, esta vez con un ritmo todavía más militar y controlado. El encuentro con Aragorn no tiene, en cambio un tema claro, lo que además habría sido imposible al menos en la adaptación de Jackson, dado que la forma en que Aragorn se muestra o se gana la confianza de Frodo y compañía es muy distinta, o directamente inexistente. Es simplemente una apuesta de todo o nada, diferente a lo que sucede en el libro. Por eso, la música seguirá dominada por los espectros tras la salida de Bree, cuando en la Cima de los Vientos Frodo es apuñalado (“A Knife in the Dark”). Acá el tema de los Nazgul se muestra absolutamente puro en su escala descendente, rodeando de misticismo la escena, el que luego de la oportuna llegada de Aragorn es continuado con música que hasta ahora no habíamos escuchado: la de Saruman y los Uruk-Hai.
Recuerden que en estos mismos momentos (o en verdad, unos días antes), Gandalf ha combatido con Saruman y yace en la cima de Orthanc derrotado. Eso explica, además, que no haya llegado a tiempo a Bree. Precisamente para explicar su ausencia, Jackson lleva la historia a Isengard, y con ello, presenta a los “Uruk Hai”. Esta es una gran diferencia con los libros de Tolkien, dado que los Uruk-Hai son presentados recién en “Las Dos Torres”. Sin embargo, el momento es totalmente oportuno, pues desde Rivendel la Comunidad ya no será perseguida por los Nazgul, sino por los Uruk-Hai. La música para ellos, y también para Saruman, será totalmente industrial, como de metales golpeando a medida que nos adentramos en las cavernas de Isengard, y que con el tiempo también se volverá un tema de batalla y persecución.
Pero volviendo al destino de Frodo, este es el momento de la llegada de Arwen al rescate. Como sabemos, esto tampoco sucede en el libro, no obstante, hay un rescate en las escenas extendidas que vale la pena mencionar, y es a Aragorn cantando “La Balada de Béren y Luthien”. Me voy a colgar precisamente de ello, para ver la interacción entre Arwen y Aragorn, pues como sabemos, su propia historia de amor es casi un homenaje a la historia que forma parte del legendarium. Su música, con voces femeninas, se contrapone a la última aparición del tema de los Nazgul (de quienes no sabremos hasta “El Retorno del Rey”). Y pese a parecer derrotada, vuelve a vencer luego de expulsar a los Nazgul y ver a Frodo colapsar. Sólo la ayuda de Elrond podrá servirlo.
Finalmente hemos llegado a Rivendel, un paraíso en la dificultosa primera parte del viaje. Cuando Bilbo despierta y se reencuentra con Sam (y luego con Bilbo, extrañando la Comarca con su música), Gandalf dice un claro “Welcome to Rivendel, Frodo Baggins”. Y es ahí cuando la música de Rivendel toma todo control con su solemnidad. Como tomada de otra época, porque bueno, de hecho la mayoría lo son, su música es triste porque hablamos de una raza (y una era) que se ve amenazada. Menos misteriosa pero más imponente que la música de los elfos de Lothlorien, es también el tema del Concilio, señalándolo desde un principio cuando se presentan los representantes de las otras razas que vendrán a resolver el destino del Anillo en el Concilio. Sin embargo, la pista dedicada al Concilio (“The Council of Elrond”), es la que Shore aprovecha para dedicar dos puntos fundamentales, uno del proyecto de Jackson, y otro de la historia de Tolkien. Es así como Enya aparece con “Aniron” para cantarnos la relación entre Aragorn y Arwen, y la potente decisión de elegir una vida mortal y así compartirla con Aragorn. Sin embargo, el punto más alto, que marcará el tono del resto de la película, es otro sacrificio. El de Frodo, al ofrecerse ser el portador del Anillo. Un sacrificio que mezcla la inconciencia con un impulso de justicia incontrolable a través del grito “I will take it”, logrando a través de ese acto de valentía dar forma a la Comunidad dando un cierre a los 2 momentos en que se divide la película, el antes y después del Concilio. Este tema propio de la Comunidad es, para Jaime Altosano, una canción de idea y vyelta, y luego, una nota para cada miembro de la Comunidad. En el fondo, son muchas razas unidas con un único propósito, destruir definitivamente a Sauron, por lo que el tema se mantiene (aunque debilitado) aunque la Comunidad se disuelva (aunque no en plenitud). Es un canto a la vida al sacrificio de la gente libre.
Desde entonces, la película deja de ser introductoria y pasa a tener un enfoque más bélico. El tema de la Comunidad es el principal desde la salida de Rivendel con “The Ring Goes South”, pero la invitación es ver como el tema de los Hobbits retrocede por momentos, mezclándose luego con el tema de la Comunidad, dando a entender que a pesar de ser los más débiles del grupo, son igual de importantes que todos, y por ello deben “renunciar” a ser miembros de la Comarca, y pasar a ser ahora ciudadanos de la Tierra Media, compartiendo su destino. A medida que se oscurece el camino, también lo hace la música. “A Journey in the Dark” habla de la música de los enanos, profunda, más grave, siendo un breve pero justo reconocimiento a quizás los personajes menos profundizados en esta historia. Pero también Shore nos empezará a hablar de grandes enemigos (el troll, el monstruo del agua, y hasta el Balrog), y de otros más pequeños, comenzando a presentar el tema de Gollum que por supuesto, será más importante desde la segunda película.
Frente a este y otros problemas, la Comunidad deberá unirse y surgir. Y acá, probablemente mi escena favorita en lo que a música se refiere en “La Comunidad del Anillo”, y es cómo la Comunidad huye desde la tumba de Balín hasta el puente de Kazad-Dum en “The Bridge of Kazam-Dum”. El tema de la comunidad sonará heroico en la majestuosa Moría, pese a que estemos observando una huida por la puerta trasera a su suerte, dando lugar a la impresionante presencia del Balrog y la emotiva batalla con Gandalf. El Daño de Durin aparece, con voces todavía más profundas que la de los enanos, y con ello podemos entender desde ya lo que Gandalf debe enfrentar, y el sacrificio que hará en beneficio de la Comunidad.
Aunque ausencia, la presencia de Gandalf es latente desde entonces. El final de “The Bridge of Kazad-Dum” tiene el llanto de la Comunidad, mientras que “Lothlorien” tiene el llanto de los elfos. Esta despedida de Gandalf (de hecho, el tema completo se llama “Lothlorien (feat. Lament for Gandalf”) aparece en el libro. Tolkien cuenta que en la medida que se recuperaban en Lothlorien, el dolor de la pérdida era cada día más agudo. Y entonces…
Oían con frecuencia voces élficas que cantaban cerca, y eran canciones que lamentaban la caída del mago, pues alcanzaban a oír su nombre entre palabras dulces y tristes que no entendían. Mithrandir, Mithrandir, cantaban los Elfos, ¡oh Peregrino Gris!
Ahora, si miramos “Lothlorien” desde el lado élfico, si bien Shore sigue transmitiendo el encanto eterno por los elfos, ahora la música es mucho más misteriosos, con un plan menos evidente. Por eso la música es más oscura, y a veces hasta desconcertante, como la misma presencia de Galadriel, que en la escena del espejo vivirá un verdadero calvario venciendo la máxima tentación. Esto es, la último nuevo en el disco, teniendo luego un desenlace redondo.
Si antes salían de Rivendel, hoy lo hacen desde Lothlorien, con “The Great River”. La presencia de los Argonath revive el pasado, hablándonos del apogeo de la raza de los hombres, y cómo cayeron desde que el Anillo llegó a manos de Isildur (y con ello, la música acompaña las balsas). Ante Aragorn, emocionado, se viven todos estos momentos que la música ayuda a entender todavía mejor. Es él quien lleva en su propia sangre tanto la caída de los hombres como la esperanza de una nuevo renacer. Y poco a poco, ante los ojos de los Hobbits, empezará a asumir su rol en esta batalla.
Y como les decía, el cierre es redondo en lo que a música se refiere. Ahí aparece el tema del anillo cuando Frodo se sienta en la silla y ve el Ojo a la distancia, o cuando toma control total de Boromir e intenta arrebatarlo. Aparece también el tema de los Uruk-Hai cuando las hordas atacan a Frodo y Compañía. El que se demora en aparecer, en todo caso, es el tema de la Comunidad. Si bien, por momentos, parece que sonará en cualquier momento, este demora en aparecer. Creo porque la música se centra en Aragorn, en haber superado la tentación del Anillo y (nuevamente), poner en riesgo su vida. Creo que esto no rompe la idea de Shore de no dotar de música a personajes específicos, lo que se demuestra al no escuchar nuevamente este tema. Por eso, para muchos es un tema de la Batalla de Amon Hen en desmedro de uno de Aragorn, pero a mí eso no me convence.
De esta manera, el tema de la Comunidad sólo volverá al final. La muerte de Boromir, que encuentra un noble final pese a su rol siempre inestable en la Comunidad, es mostrado por Shore de manera silenciosa (vean como la música retrocede en este momento para sentir su dolor y agonía mientras se escuchan las voces de Merry y Pippin). Pero este no es el fin de la Comunidad, y Shore así lo demuestra. La Comunidad no fracasa pues, por un lado, Aragorn, Legolas y Gimli son fieles a Merry y Pippin y con la música de la Comunidad parten en su rescate (luego de despedir a Boromir). Y por otro, Aragorn ejerce su rol de líder y deja en libertad a Frodo, entendiendo que su destino ya no está en sus manos. Se pone al servicio de él como cualquier otro. Frodo emprenderá su viaje volviendo a las raíces, con Sam, acompañado de la música de la Comarca. El camino así continúa. Simplemente ha cambiado. Un lazo permanente los ha unido, y es tiempo que lo descubramos en las siguientes películas. Este cierre armonioso de la Comunidad del Anillo no es, entonces, un fin de las ideas, sino un cierre armónico de una película que se permite ser redonda en sí misma.