Clint Mansell – Out of Blue (2018)

Clint Mansell proporciona la música en la nueva cinta de Carol Morley

Clint Mansell tiene como gran virtud ofrecerse a trabajar en cintas de menor envergadura y circulación y proporcionarles de una banda sonora de gran calidad. A mi mente vienen muchos, pero “Out of Blue” me recordó mucho su trabajo en “Last Night”, esa frustrada historia de amor dirigida por Massy Tadjedin en 2010 y que permitió a Mansell otorgar una pieza de piano como “First Movement”, que quienes escucharon no olvidarán. Este tipo de proyectos se caracterizan por darle a Mansell (y a quien se atreva embarcarse en ellos) total libertad creativa, y si hay un compositor que puede hacer maravillas con ese derecho, ese compositor es Clint Mansell, que cuenta en su breve trayectoria con proyectos tan notables y diversos como “Réquiem for a Dream”, “Moon”, “The Fountain” o “Loving Vincent”, por sólo nombrar algunas, líneas de trabajo infinitamente distintas que muestran la formación más “moderna” de este compositor y que probablemente deriva de su interesante carrera como vocalista en “Pop Will Eat Itself”. Ahora bien, no todo es carrera segura en este tipo de largometrajes, y quizás “Out of Blue” es prueba de ello. Muchas veces se trata de cintas muy pretensiosas, mal valoradas por la crítica, y que por lo mismo, hacen que el trabajo de Mansell se termine perdiendo, sin comentario, lo que este blog de bandas sonoras evitará rescatando el que es verdaderamente un gran disco, que fue lanzado hace muy poco por el sello de cabecera de Mansell, Invada Records (en alianza con Lakeshore), y que aprovechamos de comentar hoy.

“Out of Blue” cuenta la historia de Mike Hoolihan (Patricia Clarkson), una detective encargada de investigar el misterioso asesinato de la hija de un gran empresario, Jennifer Rockwell (Mamie Gummer), reconocida astrónoma de la ciudad. Este personaje (y la escena del crimen) es presentada en “We Are All Stardust”, en base a un potente discurso que sólo la noche anterior hiciera la víctima ante una serie de visitantes del Observatorio. La música de Mansell construye a partir de esto su primer tema, que juega perfectamente con las escenas del cosmos de Morley, invitándonos a resolver este misterio a través de un viaje espe(a)cial que cuestiona nuestro lugar en el universo. Se trata de un tema que se ve bien minimalista hasta una entonces sorpresiva percusión, bastante improvisada y hasta con sabor jazz (y que pueden ver de nuevo en “Astral Blues”). Es, de un y otra forma, una base muy similar a su trabajo futurista en “San Junipero” en Black Mirror, dedicada especialmente a la detective Mike Hoolihan, de su interacción con la investigación de este crimen y de su vida secreta. La música está en su método, pero también en su irresuelta vida personal. De cierta manera, Hoolihan es capaz de solucionar los misterios de otros pero su propia vida es un misterio imposible de resolver, que de hecho, parece desde un comienzo conectada a otros grandes misterios como el asesino de la pistola calibre 38 (“.38 Killer”), un caso todavía abierta donde la policía fue incapaz de dar con el responsable por décadas, y que por semejanzas con la muerte de Jennifer, parece tocar nuevamente la ventana, haciendo aparecer viejos temores.

Sin revelarles mucho la trama, quienes hayan visto la película podrán distinguir claramente como la música de Mansell evoluciona desde las exigencias que el misterio y ambigüedad del caso le exigen (que la detective cree incluso resolver rápidamente como un simple suicidio), hasta el hallazgo de la verdad, propia y de Jennifer. Y esta verdad estuvo siempre a su vista. Por lo mismo, si escuchan con cuidado “Observation Changes the Result” verán cómo la música, manteniendo su sello instrumental, adquiere un nuevo ritmo. Como bien dice el nombre, observar las cosas de distinta manera cambia el resultado, y cuando Hoolihan lo descubre, el caso corre por un nuevo espiral de respuestas (que siempre estuvieron a su vista, en todo caso), pero que la llevan por un vertiginoso camino que incluso le permitirá recordar la propia historia que negó (y olvidó) por tanto tiempo.

Lastimosamente, el trabajo de Mansell puede perderse en una película con muchas pretensiones e incapaz de generar total interés del público. Unas conexiones que terminan siendo quizás muy rebuscadas, y aunque suene contradictorio, por momento hasta evidentes, son prueba de una película que honestamente no sé qué pretendía. Quizás porque quería ser un thriller policiaco y al mismo tiempo uno espiritual, un juego narrativo que no termina cuajando del todo y que además, requiere de una difícil teoría para sustentarse (el gato de Schrôdinger, a quien la música homenajea en su acto final). Con todo, la música de Mansell hace su mejor esfuerzo, y sin temor a equivocarnos, es lo mejor en este arriesgado proyecto, por lo que es justo dedicarle estas breves palabras.

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