En la semana que se estrena “Isle of Dogs” en Colombia, seguimos revisando la trayectoria musical de las películas de Wes Anderson, quizás el genio creativo más importante de nuestra época. Una historia que está marcada, con un y antes y un después, con la incorporación al equipo de trabajo del compositor francés Alexandre Desplat. Lo anterior se dio con “Fantastic Mr. Fox”, quizás la primera película de Anderson con una banda sonora (en sentido estricto) totalmente protagonista, con un espacio para discutir si lo anterior ya se cumplió con “The Life Aquatic with Steve Zissou” de Mark Mothersbaugh muy bien acompañada por la música de Seu Jorge (pueden revisar nuestra reseña a esta última en este enlace).
Pero no fue sólo Anderson quien incorporó un nuevo elemento central en sus películas. También para Desplat trabajar con Wes Anderson significó un verdadero ascenso en su carrera,, no sólo por tratarse de uno de los directores más valorados de Hollywood sino en especial por ser uno que construye mundos que un compositor daría la vida por musicalizar (así como los actores hacen fila para que Anderson los invite a uno de sus films). En ese sentido, pocos directores te permiten construir un abanico musical tan único como Anderson, y Desplat lo aprovecha a fondo en cada una de sus películas, desde “Fantastic Mr. Fox”, pasando luego por “Moonrise Kingdom” y “The Grand Hotel Budapest” (revisen en este enlace nuestra crítica).
A la pregunta qué hace tan especial “Fantastic Mr. Fox”, tenemos 3 respuestas. Primero, Desplat aporta en la elaboración del perfil de los increíbles personajes. Segundo, es capaz de construir ambientes en una película stop-motion que destaca por su lado artística. Tercero, lleva los tiempos y los actos de la cinta de manera magistral, aportando tensión y humor cuando corresponde. Estos 3 elementos son abordados a continuación.
Una banda sonora donde se construyen personajes.
De entrada, con la presentación de Mr. Fox (“Mr. Fox in the Fields”) Desplat fija una barrera altísima para el resto de la película. Con un sabor bastante norteamericano (a pesar de basarse en una novela del británico Robert Dahl), el banjo es seductor pues entrega seguridad al carismático pero tramposo Mr. Fox. Misma seguridad que transmite, esta vez mediante el trombón, a los villanos (“Boggis, Bunce and Bean”), con las cuerdas a la rata (“Beans Secret Cider Cellar”, “Just Another Deat Rat in A Garbage Pail” con un sonido casi western), o el detestable pero admirable Kristofferson, que representa la perfección de lo que podría esperarse de un hijo (“Kristofferson’s Theme”). Lo curioso es que éste último tema suena en específico cuando Fox intenta acercarse a Ash luego de que atrapan a Kristofferson, atribuyéndose la culpa de perder a su sobrino y diciéndole a su hijo, quizás por primera vez, que es el que siempre quiso.
Pero otro punto altísimo en la banda sonora de “Fantastic Mr. Fox” deben ser las 2 canciones que son fundamentales en la película. El tema de Boggis, Bunce and Bean debe ser alabado por, en su simpleza, volverse totalmente pegajoso y difícil de olvidar. Si hay un tema que queda tras ver la película, debe ser éste.
«Boggis and Bunce and Bean
One fat, one short, one lean
Those horrible crooks
So different in looks
Were nonetheless equally mean»
Misma calidad que encuentras en “Fantastic Mr. Fox AKA Petey’s Song” de Jarvis Cocker, lider de Pulp, canción supuestamente inventada durante el asedio y con una débil lírica por “culpa” de su «zippy zee, zappy zah, yappy yo doodle dum», pero que convence sin necesidad de palabras.
Una banda sonora donde se construyen ambientes.
Además de capturar un sabor norteamericano en general con el marcadísimo banjo (insisto, puede ser conclusión mía porque la historia original carece de locación específica), Desplat es capaz de construir pequeños micro-ambientes durante toda la cinta, potenciando el montaje que significa cada escenario. Un ejemplo de ello es la mudanza a la casa del árbol y su remodelación (“Jimmy Squirrel and Co.”), donde la música acelera por primera vez en ritmo replicando las intensas instrucciones del jefe del equipo, quien organiza a su personal como si se tratase de un Tetris monta en cosa de minutos el nuevo hogar de la familia Fox.
Desplat es muy cuidadoso en este sentido, pues está dispuesto a preparar hermosas melodías incluso para escenas que podrían parecer no relevantes, como el primer acercamiento de Ash y Kristofferson (“High-Speed French Train”) o la explicación del deporte Whack-Bat (“Whack-Bat Majorette”) donde parece abrir espacio a una banda escolar.
Una banda sonora que distingue los distintos actos de la película.
Es muy interesante como la música va evolucionado a lo largo de la cinta. Ella cambia en la media que presentan al irreverente Mr. Fox y compañía en el primer acto y sus enemigos (planteamiento), logrando quedar grabada desde un comienzo para el resto de la película. El segundo acto (confrontación) está reflejado por el plan de Mr. Fox, quien a pesar de tener aparentemente todo (familia, casa, trabajo), no puede abandonar su naturaleza escondida bajo un supuesto “último trabajo”. Y con ello, ganarse enemigos que amenazarán su estabilidad. El “Master Plan” de Mr. Fox da lugar a una música distinta donde la percusión empieza a marcar la ejecución del proyecto. Este tema no aparece en la versión principal del disco, por eso invitamos a revisar el disco que incluye material adicional, sólo con material de Desplat, llamado “Additional Music from The Original Score” de The Abbey Road Mixes.
En este segundo acto, la música también “celebra” los distintos logros que vemos a medida que avanzan con el plan (dormir a los beagles), como si fuesen ganado etapas de un video de juego, quizás con excepción de la tercera etapa, el robo de la sidra de Bean y el encuentro con el peor rival, la rata (“Beans Secret Cider Cellar”), un enemigo con una aparente agenda propia con la increíble voz de Willem Dafoe y que tiene una música tan particular que resalta por sobre las otras.
Finalmente, el tercer acto (resolución) es el plan de liberación de Kristofferson, y en definitiva, del control de los malvados humanos, involucrando el talento único de cada uno de los animales a través de sus nombres científcios. “Great Harrowsford Square” viene a operar como cierre magistral o composición de clausura. Nuevamente con un sonido western, como cuando los criminales eran justiciadas en las calles del Lejano Oeste, Desplat aporta la tensión necesaria para sufrir por el destino de Fox. La canción de Boggis, Bunce and Bean, ahora susurrada, da paso a su versión más intensa una vez entra en aplicación el plan maestro de Fox. Como si los malvados humanos estuviesen tomando de su propia medicina. Misma sensación en “Stunt Expo 2004”, cuando la lucha pasa a ser algo personal entre Bean y Fox, en especial por la cola-corbata.
Estos 3 momentos son muy claros también en la música adicional, siempre bien elegida por Wes Anderson. “Heroes and Villains” de The Beach Boys en el primero, “Street Fighting Man” de los Rolling Stones con el avance de Boggis Bunce y Bean y el asedio de Fox y su familia, y la celebración final con “Let Her Dance” de The Bobby Fuller Four, ya robando con total libertad en los supermercados de Boggis, Bunce and Bean. En suma, un disco hermosamente pensado para una hermosa película, que sin dudas forman parte de lo mejor de la increíble trayectoria de Alexandre Desplat.