“Ready Player One” era una de las películas más esperadas del año no sólo para los fanáticos del libro de Ernest Cline, sino también por los amantes de las bandas sonoras. Se trataba de la tercera película en la historia del director Steven Spielberg en la cual John Williams no sería el compositor, siendo las otras “The Color Purple” en 1985 (Quincy Jones) y recientemente “Bride of Spies” (Thomas Newman). A pesar que esta última fue sorpresivamente nominada a los Óscars como mejor banda sonora el 2015 (más por el absurdo culto de la Academia a Newman que por ser un buen trabajo), ambos trabajos parecían demostrar que Spielberg sin Williams no pega. La sincronía entre ambos es tal, que cualquier compositor externo que quiera meterse a trabajar con el director norteamericano parecía ser decorativo o de paso. ¿Podría superar “Ready Player One” los problemas de sus antecesoras?
El primer problema era definir quién debía ser el nuevo compositor. En una película que prometía tantas referencias a la cultura pop, necesario era un compositor en esa línea. El elegido no fue otro que Alan Silvestri, un compositor ícono de los 80’s y cuyas películas incluso aparecen directamente homenajeadas en “Ready Player One” como el protagónico Delorean de Wade. La elección de Silvestri se nota desde el primer minuto. Probablemente por ello la música parece de otra época, quizás centrándose en el personaje de James Halliday, y no una futurista como la trama podría haber exigido al estar ambientada en el año 2045 o basarse en Wade, sus amigos y antagonistas. Algunos lo llamarán nostálgico, haciendo referencia a las películas de aventura del pasado. Otros como una necesaria referencia a la cultura o base sobre la cual se construye “Ready Player One”. En uno u otro caso, la música de Silvestri es un viaje al pasado pero haciéndolo desde el futuro. Creo que el ejemplo más claro de ello es “Why Can’t We Go Backwards?”, al descubrir Wade la pista de James Halliday en uno de sus recuerdos, y luego llevarla a cabo en plena carrera, con su espectacular puesta en escena, o “Hold On To Something”, ya al final de la cinta con Wade y sus amigos victoriosos luego de vencer no sólo el desafío de Holliday, sino a Innovative Online Industries (IOI) y sus planes de aprovecharlo para luego explotarlo comercialmente.
La primera sensación que me quedó tras ver “Ready Player One” es que es una banda sonora que no responde a temas. Es mucho mas atmosférica (no por ello minimalista) y por eso costaba seguirla en pantalla. Lo anterior, sumado a la increíble apuesta visual de Spielberg y la inclusión de ciertos clásicos musicales de los 70’s y 80’s como “Jump” de Van Halen, “Stayin Alive” de Bee Gees, o “We’re Not Gonna Take It” de Twisted Sister, entre otros, hacía que el trabajo de Silvestri, al menos a mi juicio, se moviera en un total segundo plano. Pero luego llegué a mi casa y me empecé a asombrar de las buenas críticas que el trabajo de Silvestri recibía, y mayor fue mi sorpresa cuando en una entrevista, Spielberg sostiene directamente lo contrario a lo acá comentado. Dice haber elegido a Silvestri por ser un compositor de esos antiguos, que trabajaba en base a temas, y que ello se lograba en “Ready Player One”. ¿Fui yo el que, ante tanto espectáculo visual, no se dio cuenta del enfoque temático? ¿O estaba directamente Spielberg equivocado en lo que al menos, él sentía que el trabajo de Silvestri provocaba? Alguno de los dos (y todo indicaba que yo), debía estar equivocado.
Por eso me decidí revisar la película y soundtrack con todavía más detalle. Por ejemplo, ¿es un tema de OASIS la pista de apertura, “The Oasis”? Podríamos decir que sí, al menos desde el 1:10, pero el hecho que no vuelva a aparecer, al menos con claridad, en el resto de la cinta, me obliga a descartarlo. Si hablamos de los villanos, ahí podría haber algo que rescatar como tema. En un comienzo, con “An Orb Meeting” (rtompetas oscuras pero con un toque cómico entiendo para personalizar a i-Rok, un temible villano pero muy cómico a la vez), y luego en “Real World Consequences” al mostrar las consecuencias de los ataques de IOI en el mundo real, vemos que musicalmente se construye algo oscuro. “Looking For A Truck” también incorpora estas trompetas, pero con otras que hacen de contrapeso a la figura de IOI, más alegres y victoriosas de forma muy clara en su final. En suma, acá puede haber un tema, pero por otro lado, bastante simple o poco virtuoso.
Quizás hay otras cosas que rescatar en la Rebelión como conjunto, que tiene una música mucho más relajada y melódica. Instrumentalmente tiene muchas similitudes a la forma en que Silvestri musicaliza a Halliday. Pueden verlo comparando “Welcome To The Rebellion” y “Hello, I’m James Halliday”, o claramente con el fnal de “High 5 Assembles” (3:20) -el rostro visible al fin y al cabo de la Rebelión-, demostrando que son ellos y no otros quienes representan el verdadero proyecto de Halliday. La misma humanidad que cierra la cinta con “What Are You?” cuando Ogden Morrow reconoce ser The Curator. Pero aún cuando la música en esta sección es buena, no se si podemos hablar de un tema, cuando tantos grupos o protagonistas de la película se mezclan. Este no puede ser el tema de Wade, los High 5 y al mismo tiempo de la Rebelión. Si bien existe, por sobre todo, una línea instrumental clara, hablar de un tema, y mucho mas uno logrado, no corresponde.
Ahora, si nos centramos en la figura de Sorrento, la música puede cambiar un poco. Un aire fresco en algo que suena bastante repetido. Sorrento aparece mucho más electrónico que el resto de los personajes musicalmente, por ejemplo, en “Sorrento Makes an Offer” y “Orb of Osovux”. Este toque más acorde a los tiempos de la película (y con esto no quiero criticar la decisión de Silvestri y Spielberg de sonar a la antigua, que apoyo), es acorde al proyecto de IOI. Toda la tecnología y recursos puestos a maximizar las posibilidades de encontrar el huevo, al igual que toda la tecnología puesta por Silvestri en este foco para dar música a su líder (aunque las siempre oscuras trompetas del tema de los villanos no dejan de estar ausentes por momentos). ¿Un tema musical? Ni mucho menos. Por todo esto creo que existen buenos argumentos para decir que esta no es una banda sonora de temas, sino una más bien decorativa. De hecho, si estos temas terminan apareciendo luego, para una persona que escucha muchas bandas sonoras, después de ver la película y escuchar 5 veces el disco, entonces no están muy logrados como uno podría imaginar. En otras palabras, la sensación de Spielberg es, a mi juicio, totalmente ajena a la realidad.
Resuelto lo anterior, toca hablar entonces sobre la calidad del soundtrack de Silvestri, y en este apartado, lo encontramos directamente discreto. No es malo ni desagrada, pero no tiene nada que nos haga destacarlo por sobre otros, ni llega remotamente a las expectativas que habíamos generado Por eso no estamos de acuerdo con aquellos críticos que han dicho que el trabajo de Silvestri es el “alma” de la película. Eso, queridos amigos, es ir demasiado lejos. El alma de “Ready Player One” es el estilo de Spielberg, quizás el más multifacético director que conoceremos. Sin ir más lejos, hace pocos meses estrenaba “The Post” y hoy nos sorprende con un juego de luces y tecnología. La música a mi juicio no alcanza a despegar, y termina siendo siempre el hermano menor de la propuesta visual de Spielberg. Tiene importancia, y es una pieza interesante. Pero no es la fundamental.
En suma, ¿la elección de Silvestri era la correcta? Al menos con la perspectiva nostálgica que quería generar Spielberg, sí. Silvestri era de los pocos, sino el único, que podía entender la temática de la película. ¿Logra Silvestri una banda sonora con temas claros y bien logrados? ¡NO! ¿Cómo es el soundtrack de Silvestri? Discreto. Ni bueno ni malo, creo que no merece ser recordado con el tiempo. ¿Spielberg demostró que hay vida después de Williams? Desde un punto de vista, sí. Encuentra un compositor de su agrado, capaz de manifestar (al menos instrumentalmente) lo que busca. Pero en otro sentido, quizás el principal, la respuesta es no. La discreta música de Silvestri, que sigue a la de Newman en “Bridge of Spies”, desde cierto punto de vista puede significar que quien haga la música de las películas de Spilberg puede llegar a ser incluso irrelevante (o se ha vuelto así al menos desde “Munich”), siendo indiferente quién haga la música en sus películas, pues ellas, aunque sean discretas, pueden pasar desapercibidas (o ser incluso valoradas) por su interesante propuesta visual. Yo me opongo a creer esto, pero lo pongo sobre la mesa.