John Debney – The Passion of the Christ (2004)

Aprovechando Semana Santa, la columna de bandas sonoras de Revius comenta el trabajo de John Debney para “The Passion of the Christ” el 2004.

Dirigida por Mel Gibson, “La Pasión de Cristo” debe ser la película más polémica del año 2004, y el último gran éxito de un drama bíblico desde entonces. Lo explícito de la violencia contra Jesús hizo que las salas se llenaran, e incluso existieran pequeños movimientos ultra conservadores cristianos y grupos judíos que instaran por su censura. El final fue negociado (siendo presentada en todas las salas del país, pero catalogada para mayores de 14 años), lo que en todo caso no afectó su éxito en taquilla (recaudó más de 600 millones de dólares). Ya han pasado más de 10 años desde entonces. Con la cabeza en frío, se han rescatado muchos más aspectos de la propuesta de Gibson que escapan al morbo que por entonces reinaba. Hoy, destacamos en especial el rescate del arameo y el latín en los diálogos (crítica muy vigente cuando se viene una película de los 33 mineros chilenos donde se habla en inglés), y la elegante y emotiva banda sonora de John Debney.

El trabajo de Debney es un silencioso espectador del la pasión de Jesús. Acompañando a Cristo (Jim Caviezel) desde su apresamiento en Getsemaní hasta su resurrección, Debney opta por crear una composición que rescata lo arábico del ambiente y a la vez lo intenso de los últimos minutos de vida de Jesucristo, en especial, los vínculos íntimos con su grupo de seguidores y el drama de su madre, María (Maia Morgenstem). Muy similar, en todo caso, con la carrera del mismo Debney. Si bien ha compuesto un listado innumerable de bandas sonoras en casi 30 años, nunca ha recobrado el éxito que tuvo el 2004 con un trabajo que fue incluso nominado a los premios de la Academia. Todavía más. Podemos reconocerlo por sus fracasos más que por sus éxitos. Debney está tras esa opaca banda sonora de Iron Man 2, que pasó a segundísimo plano por la inclusión del material de AC/DC. Por ello, es fácil imaginar que cada trabajo que lance será comparado con esta banda sonora que con el paso del tiempo se ha transformado en uno de los clásicos modernos de Semana Santa.

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Si bien la lógica de la película y la historia de Jesús llaman a hablar de lo sucedido en orden cronológico, se vuelve tentador hablar de la que es sin dudas, el mejor tema del disco. Hablo de “Mary Goes To Jesus”, que aparece en aquella escena más lograda de la película, donde María recoge a su hijo tras su primera caída con la cruz. La relación de Jesús con María es perfectamente aprovechada Gibson desde un comienzo. La presenta como un vínculo cariñoso, y que tiene características casi extra sensoriales. Acto seguido, nos habla de sus distancias. ¿Por qué, se pregunta ella, Jesús se somete a este calvario sabiéndose el hijo de Dios? Quizás por eso María duda en caminar junto a él en su via crucis, dudas que se disipan al caer Jesús, corriendo María a ayudarlo con una frase simple que dice todo, “estoy aquí”, misma frase que le dice cuando tuvo sus primeras caídas de pequeño.

67ca9c19409f8677195090c15d902665La voz tras este tema, que parece ser el lamento de María,  corresponde a Lisbeth Scott. Su nombre poco dice, pero quienes siguen el mundo de las bandas sonoras, la recordarán por su trabajo con John Williams en “Munich”, de Steven Spielberg, justo el año siguiente.  Pero si bien la voz de Scott es clave en el éxito de este tema (para muchos el principal del film pese a lo corto), mucho se debe también a la forma en que Debney la entrega por primera vez. María, junto a María Magdalena (Monica Bellucci), le piden al apóstol Juan (Hristo Zhivkov) que las acerque a Jesús. Juan decide entonces, adentrarse en la ciudad, buscando un camino que los adelante y los acerque más al Gólgota, destino donde crucificarían a Jesús. La música tiene mucho ritmo, como toda ciudad de entonces. Recuerda mucho al Gladiador, y luego, unos segundos después, Debney nos golpea la cara con uno de los temas más emotivos de los que tengamos recuerdo. Por lo mismo, vuelve a él al menos en 2 oportunidades. Primero, en “Jesus Is Carried Down”, cuando lo bajan de la cruz, recordándonos que ninguna madre está preparada para ver morir a sus hijos. Menos clara, pero reconocible, está en “Resurrection”, de la cual hablaremos después.

El segundo tema potente, era que no, es el de la crucifixión (“Crucifixion”), el climax de la historia. Sus más de 7 minutos le permiten estar presente en una serie de escenas muy significativas en la vida de Jesús, delatando, además, que Jesús empieza a cargar la cruz mucho antes de subirla sobre sus hombros materialmente. Ya en la última cena, Jesús rescata el valor de dar la vida por sus amigos, advirtiendo a sus apóstoles de los peligros que se avecinan. Musicalmente, “Crucifixion” se divide en 2 momentos. El primero de ellos es cuando Jesús es clavado en la cruz. La percusión evoca lo mecánico del proceso: la posición de los clavos, la apertura de los brazos de Jesús, la presión sobre sus pies. Luego, como segundo momento, se vuelve más esperanzadora. Debney y Gibson nos recuerdan que estamos observando el acto más extremo de sacrificio que recuerda la humanidad.  Y aún en ese momento, Jesús pide que perdonen a quienes lo están matando (en esa memorable frase, “perdónalos Padre, no saben lo que hacen”).

La humanidad de Jesús atraviesa transversalmente la historia. Jesús entiende y no recrimina a Pedro cuando le advierte que lo negará 3 veces (“Peter Denies Jesus”). Unas flautas aparecen cuando Jesús es condenado por el Sumo Sacerdote, obligando a Pedro a negarlo ante una muchedumbre violenta. Jesús entonces lo mira derrotado pero con compasión. La misma compasión que poco a poco comienza a generar en la procesión que observa el macabro acto.  En el camino de la cruz, las reacciones cambian. Desde un público violento y sediento de sangre (tan expresivo como cuando recibió a Jesús una semana antes con un ánimo distinto), pasando por primeras muestras de afecto, la ayuda de Simón de Cirene (en principio obligado luego convencido) o la de la mujer que limpia su rostro aún arriesgando la propia vida.maxresdefault

Por eso Jesús vence, y musicalmente, la propuesta de Debney es muy clara. Luego de inclinar la cabeza sobre la cruz y ser descendido a los brazos de su madre, hasta el mismo demonio reconoce su derrota. La pantalla se va a negro, y nos reencontramos en el lugar donde Jesús está enterrado. Han pasado 3 días, y ha resucitado. “Resurrection”, la canción, muestra claramente su victoria. La de un Dios flagelado ante el público pero que atiende a las personas como el primero de los sirvientes. Un Dios que no se complica con lavarle los pies a quienes le siguen, a ayudar a prostitutas defendiéndolas de linchamientos, o aceptar la más vil de las traiciones. La vida es la que gana, Jesús nos muestra sus manos destruidas por los clavos, y sale a mostrar su verdad. También a reencontrarse con su madre, por eso vuelve a sonar el tema de María, llamando nuevamente a la calma.

Cristiano o no, “La Pasión de Cristo” es una película que todos deben ver. Su violencia, ya dijimos, explícita, puede ser su carta de presentación. Pero en honor a la verdad, de ser cierta la historia, lo más probable es que el espectáculo haya sido así de macabro. Por eso el llamado es a abstraerse, a volarla con otro lente, dejar de fuera el morbo, y dejarse seducir por un muy buen proyecto de Mel Gibson.

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