Todo lo que no pasó the The Deathly Hallows Part. 1 termina ocurriendo en The Deathly Hallows Part. 2. No solo nos referimos a acción, avances en la trama y muertes (vean el afiche de la Part 1 con Harry arrancando y el afiche de esta enfrentando a Voldemort). Nos referimos también a la música. Desplat logra consagrarse con una banda sonora inmensamente más interesante que la anterior, lo que le significó una nominación a un Grammy y un reconocimiento de todos los medios y fanáticos.
Hoy se cierran dos ciclos en la columna de bandas sonoras de Revius. El primero de ellos, y tras 2 meses, es el especial de bandas sonoras de Harry Potter. En él hemos conocido trabajos formidables (como El Prisionero de Azkaban, el Príncipe Mestizo, grupo al que incorporamos esta banda sonora) y otros no tanto (la Cámara Secreta o la Orden del Fénix). Pese a esas diferencias, en todos la música ha cumplido un rol fundamental en lo que Warner entendía era el mundo de Harry Potter. En cuanto al objetivo que tuvimos al comienzo, sin dudas logramos mostrar cómo la música cambiaba en la medida que cambiaban los directores y compositores, pero mantenía un eje claro y constante, labor que siempre hemos reconocido a los productores.
El segundo ciclo es conmemorativo. Este 22 de julio la columna de bandas sonoras cumplió un año desde que tímidamente nos atreviéramos a hablar de la música de Moon de Clint Mansell. Muchos cambios se vendrán desde entonces, en principal porque un proyecto bastante íntimo ha llegado a tener resultados muchas veces inesperados. Por eso desde la próxima semana, terminaremos con nuestro tradicional “Réquiem para Schiappacasse” para dar lugar simplemente al nombre del compositor y la película. Durante este año hemos intentado turnarnos entre grandes clásicos, estrenos recientes y una que otra película de culto, para mostrarles de la forma más variada posible las increíbles sorpresas que pueden encontrarse en el mundo de las bandas sonoras y que están simplemente a pasos para que ustedes puedan alcanzarlas con sus oídos.
Pero basta de conmemoraciones, y partamos hablando de Harry Potter and the Deathly Hallows Part. 2. En una frase, creo que esta película es el final que casi todos esperábamos de la franquicia, quizás con excepción de la escena final con Harry ya adulto, pero quienes leyeron los libros recordarán que esa decisión viene precisamente desde la edición impresa y J.K. Rowling. La primera escena de la película, en cambio, nos devuelve a nuestra crisis, y no a un mundo de felicidad. Snape aparece en ella con su estatus más principal que nunca. Curiosamente la canción que suena de fondo se llama “Lily’s Theme”. ¿Por qué, si vemos escenas de Snape y Harry? Descubrirlo es parte de la trama, pero lo importante es tener claro que estamos ante el tema principal del disco, que suena de una forma muy distinta (pero muy interesante) en la escena de la escapatoria de Gringotts con el dragón. Se trata de “Dragon flight”, una versión más rápida del tema de Lily. Su aparición más íntima, en cambio, se produce en la agonía de Snape cuando le entrega la lágrima a Harry con los recuerdos que lo vinculan a su madre y explican la muerte de Dumbledore. En la caída o muerte de Snape (“Snape demise’s”) resalta todavía más la voz de Mai Fujisawa, hija del compositor Joe Hisaichi, que es la que manda en esta increíble canción, pero además incorpora el tema de Hedwig en la última entrega de la franquicia. Otra aparición en “The resurrection Stone” cuando Harry decide enfrentar a Voldemort.
Personalmente necesito centrarme en la figura de Snape. Este profesor tan misterioso que evolucionaba con cada película, se consagró definitivamente con el cobarde asesinato de Voldemort en El Príncipe Mestizo. J.K. Rowling fue capaz de entregarnos un personaje que bordeaba constantemente en el lado bueno y malo de las fuerzas, que siempre tenía una sorpresa debajo de la manga, y que se nos muestra transparentemente sólo al final de su vida, en esa simbólica entrega de la lágrima, y que transforma su ataque al Director de Hogwarts en un acto de una valentía increíble, pero sin dudas dolor. Por eso “Severus and Lilly”, que en el fondo es el contenido de la lágrima y la expiación de Snape con Harry, puede ser una de las escenas más simbólicas de toda la franquicia. En 6 minutos de música, Harry descubre el amor de Snape por su madre, desmitifica un poco la figura de su padre, y entiende la muerte de Dumbledore como un acto necesario en una batalla que escapa de su control. Por eso, si hay una canción con la que podemos quedarnos es “Severus and Lilly”, pues es, conceptualmente hablando, en cuanto a la escena en la que suena, de las que más aporta.
Pero la canción que más me gusta del disco es “Statues”, que es la que suena cuando la profesora McGonagall lanza el hechizo piertotum locomotur para que Hogwarts se defienda de la invasión de Voldemort. La forma que caen las estatuas de la muralla y se toman el puente de entrada es increíble, y el toque vanidoso de McGonagall en un momento de tal tensión se vuelve muy interesante (“siempre quise hacer este hechizo”). Pueden escuchar “Statues” nuevamente, en lo que vendría a ser el tema de conflicto, en “Courtyard of apocalypse”, aunque esta vez notoriamente con un ritmo más lento, creo yo, en referencia a las pérdidas y muertes de la extensa batalla. Esto es similar al proceso interno de Harry, quien sufre por las muertes que se han producido en su defensa e inmediatamente después debe enfrentar la muerte de Snape y el descubrimiento de su verdad. Eso explica su entrega final, pero no nos adelantemos.
Las escenas de la destrucción de la Diadema de Ravenclaw (“In the chamber of secrets”, “Battlefield” y “The diadem”) son muy interesantes musicalmente. En primer lugar aparece otra referencia a Hedwig’s Theme, lógica por el regreso de los protagonistas a escenarios de las primeras películas como la cámara secreta. Pero en segundo lugar, porque es una aventura menor dentro del marco total del ataque de Voldemort. Harry finalmente se enfrenta a Malfoy y compañía en the room of requirement, y esta oportunidad le sirve para mostrar toda su humanidad perdonando su vida en “Broomsticks and fire”.
El resto del disco está sin dudas marcado por la presencia de Voldemort y el sacrificio de Harry. Son esas escenas finales las que justifican la espera de 7 libros y 8 películas. El climax comienza, podríamos decir, con la tregua que ofrece Voldemort por la vida de Harry, quien no desea que muera nadie más por su culpa. Consciente que debe morir para matar a Voldemort pues él en si mismo guarda una pieza del alma de Tom Riddle como horrocrux, varios momentos emotivos se producen. La despedida y llamada auxilio a sus padres (“The resurrection Stone”), el vía crucis de Harry al encuentro de Voldemort y los mortífagos (“Procession”), la muerte de Harry, la entrega de su cuerpo a Hogwarts, la defensa de Neville (“Neville the hero”), y la batalla final con Voldemort en el castillo (“Showdown” y “Voldemort’s End”). En particular en este momento me centraré en la escena de Harry con sus figuras cercanas que ya han muerto. Si hago otra referencia al mundo católico, en ellas Harry tiene su “pasión”. Es con sus seres queridos, donde se cuestiona sus actos, reconoce su culpa, pero principalmente habla de su miedo a la muerte. Es importante la lejanía física con el padre, la cercanía a la madre, y la presencia de 2 figuras que vienen a ser fundamentales en quién es: Sirius y Lupin. Creo que en conjunto es una prueba de cariño a Snape. La música de fondo es “The resurrection Stone”, que se basa en la canción de Lily, es la canción que marca este encuentro.
Este espiral veloz que es el desenlace, se agradece y mucho. Siempre mantenemos la crítica a lo rápidas que parecen las muerte (la única extensa es la no-muerte de Harry). Pero si consideramos que Las Reliquias de la Muerte Parte 2 es la película más corta de las 8, podemos sacar muchas conclusiones. Porque lo que se gana en tiempo, no se pierde en emotividad. Si bien la música no llega a el nivel de El Príncipe Mestizo, que es por lejos el mejor soundtrack en base al efecto de “Dumbledore’s Farewell”, todas las escenas relacionadas a Snapea y la música que las decora, como la desgarradora escena de la lágrima, redimen a una figura que a estas alturas es vital en la saga. Fue él quien defendía a Harry con su Patronus, fue él quien lo entrenó, fue él quien debió ocultar la verdad, fue él quien sufrió al ver la imagen de James Potter viva. “The boy must die”, es el último horrocrux le dice Dumbledore. Por eso debes matarme a mí, y dejar que el chico muera en manos de Voldemort. Un sacrificio que merecía un “Snape’s Farewell”
Un comentario en “Alexandre Desplat – Harry Potter and the Deathly Hallows: Part 2 (2011)”