Hay claramente dos motivos que me llevan a hacer esta columna. El primero de ellos, de forma lógica, es el mundial de fútbol que se juega por estos días en Brasil. Por eso, esta es la entrega de la columna de bandas sonoras en el especial #MundialRevius (Revius + 10). Pero además, a comienzos de junio se confirmó el line up del festival “Primavera Fauna 2014”, donde, entre otros, hay 2 espectáculos interesantes para el mundo de las bandas sonoras: hablamos de Yann Tiersen y Mogwai. Es fácil identificar a Tiersen con el mundo de las películas desde su descomunal éxito con Amélie el 2001, pero quizás muchos de ustedes (fanáticos incluso de la banda) se sorprenderán si les digo que Mogwai tiene un par de bandas sonoras en su historial. Una de ellas, la que analizamos hoy, centra su trama en el fútbol. Se llama “Zidane: a 21st century portrait”.
Pueden no recordarlo, pero ya hemos hablado de esta banda escocesa en la columna de bandas sonoras, por lo que en ningún sentido es nueva para nosotros. Para los que tengan la memoria más frágil, nos referimos a “The Fountain”, donde Clint Mansell trajo a bordo a Kronos Quartet y Mogwai para que interpretaran y le ayudaran a componer esas increíbles partituras que se transformaron en uno de mis soundtracks favoritos. De eso han pasado casi 8 años, los mismos que han pasado desde el lanzamiento de este documental dedicado a la figura de Zinedine Zidane. 8 años que han sido un cambio fundamental para Mogwai en lo que a la valoración que el mundo de las bandas sonoras hace de su trabajo, en particular por su éxito con la serie francesa “Les Revenants”, a la que dedicaremos una entrega más temprano que tarde. Pero el 2006 el escenario era mucho más peligroso. La alianza entre grupos indie o de post rock y el mundo de los soundtracks no parece tan difícil de imaginar hoy, en especial luego del éxito que a finales del año pasado y comienzos de este tuviera Arcade Fire con Her. Pero este soundtrack debe necesariamente mirarse con ojos del público del año 2006. Con esos lentes, la apuesta por Mogwai era algo difícil de imaginar. Éxitos ocasionales como el de Explosions in the Sky en “Friday Night Lights” el 2004 (ratificado el 2013 con “Prince avalanche”) se encontraban totalmente fuera de la norma, tanto así, que una propuesta de Mogwai para componer la música de “American Psycho” el 2000 fue rechazada.
Dirigido por Douglas Gordon y Philippe Parreno, “Zidane: a 21st century portrait” es un documental en el cual 17 cámaras siguen a Zinedine Zidane en un partido del Real Madrid v/s Villarreal a finales de la temporada 2004-2005. Hablamos de un Madrid galáctico integrado por Casillas, Roberto Carlos, Beckham, Zidane, Raul, Figo, Owen y Ronaldo, entre otros, que se enfrentaba a un Villarreal que comenzaba a vivir sus mejores momentos con Pellegrini al mando, y con Riquelme, Forlán, Sorín y Gonzalo Rodríguez en cancha. Es un documental, entonces, para amantes del fútbol, centrado en lo que pasa en cancha y no en el mundo de luces y lujuria que lo rodea, recordándonos que ante todo, estamos frente a futbolistas, y su trabajo se realiza por 90 minutos en cancha todos los fines de semana. No esperen enseñanzas, no esperen conocer la vida de Zidane fuera de la cancha. Simplemente, verán fútbol.
Terminado el partido, Gordon y Parreno se dedicaron a realizar los primeros montajes en bruto del documental. A la hora de la música, y a instancias del primero, aplicaron sobre las imágenes la canción “Mogwai fear Satan”, del álbum de 1997 de la banda llamado “Young Team”. El resultado fue tan increíble que decidieron ir por Mogwai. La banda vio la misma versión que los directores, y terminaron por convencerse de integrarse al proyecto. Curiosamente, hicieron una banda sonora totalmente distinta a lo que como canción “Mogwai fear Satan”, que se caracteriza, en sus más de 16 minutos, por su riff con guitarra y cómo él se conjuga con la batería, bajo, e incluso flauta. Por el contrario, la banda sonora de “Zidane: a 21st century portrait” suena mucho más improvisada en ese sentido, con notas mucho más ambientales y (si me entienden), constantes. De hecho, si analizamos los discos de Mogwai hasta entonces (5), me cuesta encontrar una canción más distinta en comparación a lo que se terminó plasmando acá, pues si hay algo que este disco no tiene, son momentos de euforia y de tranquilidad contrastados como sí los hay en “Mogwai fear Satan”. Es decir, Mogwai vio el mismo montaje de Gordon y Parreno, pero a diferencia de ellos, éste les sirvió para observar lo que precisamente no querían entregar, tanto así, que la única canción que se parece a “Mogwai fear Satan” se encuentra oculta (¡qué vuelvan las canciones ocultas!) al final del disco y se llama “Black Spider 2”. Por eso este disco tiene un sonido muy rico, que es dedicación pero sin caer en pretensión. Me explico. Está al servicio de la película, y no sólo eso, entiende que ella es un momento (un partido) en una inmensa trayectoria. Mucha gente ha olvidado eso cuando la ha criticado, pero claramente es porque no han entendido que lo que pasó en la vida de Zidane esa noche debe ser precisamente eso: orden y calma.
El disco es la clara continuación musical del trabajo de Mogwai en sus 2 previos lanzamientos (“Happy songs for Happy people” -2003- y “Mr. Beast” –2006-, excluyendo ciertos temas como “Travel is Dangerous” y “Glasglow mega-snake”). Tiene, además, cosas de sus primeras presentaciones. Esto porque en estricto rigor, dos temas fundamentales (“Black spider” y “7:25”) fueron descartes de sus discos “Rock Action” (2001) y “Come on Die Young” (1999), respectivamente. Decimos que hay continuidad en Mogwai pues se trata de un trabajo tan instrumental y minimalista como la música que se incorpora por grandes momentos en los 2 últimos discos de la banda, pese a ser elementos siempre presentes en toda su discografía. La música entendida de tal forma sirve de hermoso contraste entre las luces del estadio y la tensión del público, disimulando la hostilidad que se ve en todo partido. Así, la primera canción, “Black Spider”, se presenta sutílmente mientras se deletrea el apellido de uno de los más grandes jugadores de la historia a través de notas de piano. Estamos ante Z-I-D-A-N-E. La canción nos da pie para entender el rol fundamental que tendrá el sonido en este documental. Cada ruido cambia según la cámara, tratando de demostrar la distinta percepción que hay desde cada punto de vista. El fútbol se vive distinto a ras de suelo a como se vive desde la cabina trasmisión de TV, logrando un efecto muy similar a “sounds of the game” que podemos ver en cada partido de NBA.
A Zidane el público español lo aplaudía como si torero fuera, por eso debemos sumar al soundtrack los cantos de los ultra sur y los aplausos del Bernabéu. Hay mucho tiempo (casi 20 minutos) en que este es el único “soundtrack” que nos acompaña, con pequeñas “notas” como los “ahí”, “distancia” o “David” que salen de la boca de Zidane. La música de Mogwai vuelve a prevalecer en este circo con “7:25”, canción muy distintiva debido a la percusión. En este momento Zidane dice que puede oír lo que quiera en la cancha. Su capacidad de abstracción es tal que si se enfoca, puede escuchar a alguien toser en las gradas. Eso fue clave en su éxito. Pero un futbolista también debe saber escuchar a la afición si está preocupada, como lo hace cuando el partido se pone cuesta arriba tras el gol de Riquelme en un dudoso penal. Zidane parece volver a sus raíces, a su época de niño donde jugaba con sus amigos. Es una señal que deben volver a los fundamentos del juego, y en eso la música de Mogwai da cátedra: es simple y hermosa como pocas.
Es entonces cuando llega uno de los momentos más emotivos del documental, el entre tiempo. Mogwai y los directores parecen decirnos con la canción “Half Time”, que cuando la pelota gira, el mundo se detiene. Todo parece felicidad en el Bernabéu, pero fuera de la cancha está sucediendo lo peor. Por eso, para no perder nunca el enfoque, pasan a narrarnos lo que ese mismo día está ocurriendo en el resto del mundo cuando 22 jugadores claman por descansar: inundaciones en Serbia, avances tecnológicos, crisis en Iraq, y cosas cotidianas, como lecturas del Quijote, o marionetas de Bob Marley. Todo un 23 de abril de 2005. La imagen que vemos abajo nos lo muestra. Zidane es un símbolo mundial, y como futbolista, no puedo olvidar que su talento puede ser la única fuente de felicidad en tiempos difíciles. Él, y el Madrid, deben superarse. Está en sus manos, o mejor dicho, en sus pies.
La remontada parte con “I do have weapons”. El nombre es claro. Por si alguien es escéptico (lo dudo), el Madrid tiene armas y muchas. Sólo es cuestión de tiempo para llegar al empate con cabezazo de Ronaldo (el bueno) tras un envenenado centro de Zidane. Sólo 4 minutos después vendría el gol de la ventaja de Michel Salgado, simbólico pues era el “arma” menos popular del Madrid por entonces. Todo parecía encarrillado. Pero si hay un deporte donde el cielo y el infierno están a un paso, es en el fútbol. Presagiando el polémico final de su carrera, Zidane sería expulsado al involucrarse en un ridículo conflicto, demostrando que la magia y la autodestrucción a veces pueden ser hermanas. Como dice la canción de Mogwai, “It would have happened anyway”. Zidane daría espectáculo, para bien y para mal.
“Zidane: a 21st century portrait” es un álbum absolutamente introspectivo. Se dice que los directores querían música que transmitiera cada sensación de Zidane en el campo de juego y Mogwai lo logra. No buscan manipularnos con la música hacia ciertas emociones, por el contrario, Zidane siempre es el plato principal, y ellos, con su música, sólo alimentan el espectáculo que se da en la cancha, de tal forma, que vemos un constante estado de ánimo en una de las mentes más brillantes (y controversiales) que haya visto el fútbol. Esto es un riesgo, pues es un disco que fuera de la película puede parecer muy monótono, pero que en pantalla es una capa perfecta en el montaje. Simplemente se los recomiendo. A falta de trailer, acá la escena de “7:25”.
4 opiniones en “Mogwai – Zidane: a 21st Century Portrait (2006)”