Una de las franquicias más interesantes de analizar a la hora de escuchar sus bandas sonoras, es la de Harry Potter. En especial porque por ella han pasado 4 directores (Chris Columbus – 1, 2 -, Alfonso Cuarón -3-, Mike Newell -4- y David Yates – 5, 6, 7 Parte 1, 7 Parte 2-), además de 4 compositores de muy distinto recorrido (John Williams – 1, 2, 3 -, Patrick Doyle -4-, Nicholas Hooper – 5, 6 – y Alexandre Desplat -7 Parte 1 y Parte 2-). Todo esto hace que sea muy atractivo ver cómo la música tras Harry Potter cambiaba en la medida que se producían cambios en la dirección o la elección del compositor musical, pero siempre manteniendo la misma esencial, en especial por la continuidad que sí se dio en los escritores y productores, además de la constante mano de Warner Bros.
Hablamos de 8 películas, en 10 años de filmación. Todo un desafío, que fue tomado con mucho respeto por los compositores, pues todos ellos tuvieron presente el trabajo de sus predecesores, con admiración por lo que la música –ya arraigada en muchos- significaba en la franquicia. En ese sentido, fundamental es la presencia constante de “Hedwig’s Theme” a lo largo de los 8 films, manteniendo siempre un toque de magia en el mundo Potter, por mucho suspenso, drama y violencia que se incorporara en cada película. Por eso, Revius ha decidido dedicarle un análisis a las excelentes 8 bandas sonoras de la franquicia, durante cada miércoles, por 8 semanas consecutivas, logrando de esta manera relacionar una con otra. Es lógico partir el análisis con Harry Potter y la Piedra Filosofal, banda sonora de John Williams, del año 2001.
En sólo 2 párrafos de análisis, ya hemos entregado 2 caratulas del disco. Quienes hayan visto con atención, verán una diferencia fundamental entre una y otra. La portada del primer álbum señala “Harry Potter and the Sorcerer’s Stone”, en atención al título que se le otorgó en Estados Unidos al libro, y en consecuencia, a la película. La segunda portada (y la columna), habla de “Harry Potter and the Philosopher’s Stone”, el título original y con el que los libros llegaron a Chile. Para entender esta diferencia, debemos remontarnos a 1997, año de lanzamiento del libro que da inicio a lo que en definitiva serían 7 tomos. J.K. Rowling, por aquel entonces, era una escritora desconocida, y al vender sus derechos a las editoriales norteamericanas, debió ceder su brazo en ciertos puntos de traducción desde el inglés británico al norteamericano. Una de las imposiciones de las que fue objeto fue cambiar “Piedra filosofal” por “Piedra del hechicero”, pues según las editoriales yankees, la similitud con “filosofía” podía llamar a confusión a los jóvenes lectores. Lo cierto es que Rowling poco tuvo que decir al respecto (se le ofreció una suma increíble para una escritora novata de novelas de jóvenes), pero en la medida que sus trabajos fueron haciéndose exitosos, impidió a futuro toda modificación de su obra.
Fue en el año 1999, cuando Harry Potter ya era un best seller, que Warner decidió comprar los derechos del libro. A su mente vino inmediatamente el nombre del director Chris Columbus, quien tuvo sus momentos de fama con “Home Alone” y “Mrs. Doubtfire”, entre otras. Esta fue una clara señal que a la postre terminaría pesando: Harry Potter fue pensada en un comienzo como películas para niños. La elección de Columbus explica muchas cosas en la música, en especial la elección de John Williams como compositor, con quien trabajó en las películas protagonizadas por Macaulay Culkin. Faltan palabras para describir lo que Williams significa para la música del cine, pero está claro que Warner acudía a una leyenda viva de la música Hollywoodense, en especial por su trabajo junto a George Lucas en Star Wars, capaz de plasmar mundos de fantasía como ningún otro (recuerden “Jurassic Park” y “E.T.” en el mismo sentido). El resultado fue bastante exitoso, pues Harry Potter y la Piedra Filosofal fue un éxito en taquilla, y su banda sonora fue nominada a los premios de la Academia, perdiendo el mismo año con El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo.
Al analizar la música en específico, no podemos olvidar que ya han pasado 13 años desde su lanzamiento. 13 años puede ser una eternidad en el mundo de las bandas sonoras, y eso generalmente se traduce en olvido. Nada de ello sucede acá. Es increíble ver cómo el trabajo de Williams ha perdurado en el tiempo, y mucho de eso se debe al respeto de los otros compositores que se incorporaron en la franquicia por la creación de su antecesor. Se trata de un disco caracterizado por notas de aventura y fantasía por doquier, motivo por el cual Williams optó (sin sorprender a nadie), por una orquesta mucho más tradicional. Ejemplo de ello es el tema que marcará las 8 películas. Seguro todos lo conocen, pero quienes tienen dudas, deben escuchar la canción donde alcanza su máxima expresión, “Hedwig’s Theme”, pese a que como tema viene siendo anunciada desde el mismísimo inicio en “Prologue”. Creo que hay una explicación clara en que dicha canción haya sido tan exitosa: hubo mucho trabajo consciente de Williams atrás. El compositor norteamericano sabía, en su momento, que vendrían muchas películas si la franquicia era exitosa, por eso fue cuidadoso en hacer un tema que reflejara perfectamente el mundo de Harry Potter, sin poder dejar al azar la canción principal (lo que sucede mucho cuando vemos soundtracks sin “esencia” realizados contra el tiempo). La elección del nombre es curiosa. Nada tiene que ver la canción con la lechuza Hedwig, tampoco con Harry. Un poco vinculada a Hogwarts, “Hedwig’s Theme” tiene más bien que ver con el mundo mágico en su totalidad.
A lo largo de la película hay una excelente canción que se repite al menos en dos escenas. Una de ellas es la visita de Harry al Callejón Diagon, mientras que la otra es la ceremonia de selección de casas. Lastimosamente no aparece en el disco, y digo que no lo hace de forma lastimosa porque es una de las mejores de la primera entrega de Williams. Refleja en ese sentido multitud (los magos de Londres y los alumnos de Hogwarts), a través de una melodía bastante festiva. Una variación donde el tema puede encontrarse presentado de forma bastante débil aparece al final de “Platform nine-and-three-quartes and the journey to Hogwarts”, por lo que será tarea de ustedes descubrirla cuando vean nuevamente la película.
El segundo tema importante que aparece en el disco es el que manda en la canción “Mr. Longbottom flies”. Esta escena es la previa a la consagración definitiva de la rivalidad de Harry con Malfoy, y a través de sus trompetas, demuestra que la suerte no es un elemento que está de lado de Neville, un personaje caricaturizado que a la postre será fundamental. Forma además parte de las travesuras de infancia, por eso ya la vemos en la visita de Harry al zoológico con los Dursley. Debo recomendarles las canciones relativas al quidditch, el deporte del mundo mágico de Rowling (“The Quidditch Match”). En una escena con claras alusiones al Gladiador, la canción en definitiva está inspirada en la escoba Nimbus 2000. Ya casi al final de la película aparece otra excelente canción, con la cual sortean la etapa del ajedrez en la búsqueda de la piedra filosofal (“The Chess Game”). Es muy interesante por su tenso final, coincidente con la movida que realiza Ron y significa el jaque mate. Es en ese preciso momento que percusión, trompetas y violines se juntan para dar todavía más tensión al sacrificio. Todas los desafíos en la búsqueda de la piedra filosofal me parecen muy interesantes mirados desde la perspectiva de la franquicia en su totalidad, pues sirven para mostrar lo que a lo largo de las 8 películas son las características actorales de Daniel Radcliffe (Harry), Rupert Grint (Ron) y Emma Watson (Hermione).
Para terminar, cuando les dije que hay un respeto por el trabajo de Williams por parte de los otros compositores, no me refería exclusivamente a “Hedwig’s Theme”, sino también a “Leaving Hogwarts”, canción que aparece, entre muchas otras escenas, en el epilogo de “Deathly Hallows, Part. 2”, cuando vemos a nuestros personajes principales 19 años después. Con ello, los productores dijeron implícitamente que es la música de John Williams el que otorga la llave que abre y cierra el mundo de Harry Potter. Pero no todo fue virtud en su trabajo. Es imposible no caricaturizar a La Piedra Filosofal como una película de niños, y Williams fue muy culpable en ello, pues su música tiene muchas referencias al soundtrack de “Home Alone”. Pueden ver una extensa discusión al respecto en foros de internet. Personalmente creo que en la música hay algo más que una referencia pero a la vez algo menos que un plagió. Esa delgada frontera es lo negro de un disco muy interesante, con una soundtrack omnipresente que terminaría siendo la piedra angular de toda la franquicia. De esto y mucho más hablaremos el próximo miércoles, cuando nos juntemos para comentar “Harry Potter and the Chamber of Secrets”.
3 opiniones en “John Williams – Harry Potter and the Sorcerer’s Stone (2001)”