En la primera entrega me voy a dar un gusto. Les traigo a Clint Mansell, con su trabajo para la película Moon (2009). Digo un gusto, pues si bien el OST de Moon ha sido bien muy bien criticado, pude haberme ido a la segura a través del gran éxito de este mismo compositor, Requiem for a Dream. No obstante, Moon es para mí una de las 3 obras maestras de Mansell, comparable sólo con la banda sonora de la película ya mencionada y The Fountain.
En muchas partes se escribe que han existido dos Mansell totalmente diferentes . Uno era el integrante de Pop Will Eat Itself, banda de rock alternativo donde nuestro homenajeado participó hasta 1996, con relativo éxito. El otro, dando un completo giro en su ADN, es el grandísimo compositor de bandas sonoras que conocemos hoy en día. Es así como de la mano de su verdadero socio en la industria, Darren Aronofsky, quien confió en él verdaderamente a ciegas, la figura de Mansell explota. El dúo cayó en un espiral de éxitos (Pi, Requiem for a Dream, The Wrestler, y mi queridísima The Fountain, entre otras). Mansell se convierte entonces en uno de los compositores más apetecidos, tanto de Hollywood como del mundo independiente. Y en un mercado donde el apetecido no es siempre el talentoso (pregúntenle a muchos trabajos de Hans Zimmer), Mansell es una de esas extraordinarias excepciones.
Moon es el debut directorial de Duncan Jones, el hijo de David Bowie. Pese a ser nuevo en el rubro, nadie podría decir que se trata de un director al que falte oído, ¿no? Como me dijo un amigo una vez: si a alguien no puedes venirle con cuentos en música, es a Duncan Jones. El gusto viene en su información genética. Pero pese a este “linaje” casi real, Jones temió lo peor cuando le ofreció la banda sonora a Mansell. Era el encuentro de alguien consagrado, con un novato en esto del cine. Mansell, en cambio, tomó la oportunidad con la mejor de las metas: componer para una película de astronautas, de tal forma que la música trascendiera tanto como el film, como ya pasó en Solaris (1972).
Encerrado en su trabajo, Mansell tuvo una vida como la que Sam Bell, el protagonista, tuvo en la estación espacial. Lo digo porque en sus anteriores presentaciones Mansell compartió trabajo con Mogwai y The Kronos Quartet. Nada menor. En Moon, Mansell estuvo solo. Por eso el resultado es tan único: se trata de una bandas sonora que podría perfectamente haber interpretado él sólo todo el tiempo, especialmente los pianos y cuerdas, todos con notas simples. Parece incluso impregnarse de la claustrofobia propia que tiene toda experiencia de los astronautas. Mansell y Bell pasan a ser verdaderamente uno.
Moon es una banda sonora increíblemente cíclica, tal como los períodos de servicio en Lunar Industries. Por ello, el disco parte con “Welcome To Lunar Industries”, terminando con “Welcome to Lunar Industries, Three Years Later”. Si bien al escuchar no han transcurrido los 3 años que Sam Bell sufre corporalmente a bordo de la estación especial, el mismo tema transmite de tal forma el cierre y nacimiento de la película, que podríamos perfectamente volverla a ver, encarnando una vez mas la experiencia del protagonista. El patrón de ambos temas (que incorpora como riff) articula además el resto de la banda sonora (con excepciones no menos notables), siendo además otra de las manifestaciones de la constante lucha que vivirá Sam Bell en este particular ciclo.
Si Mansell tiene algo que lo caracteriza, es que no podemos encasillarlo en ninguna categoría de compositor (si existiesen), y quizás Moon es el mejor ejemplo. Esta banda sonora lo tiene todo. Suspenso, tristeza, toques electrónicos, etc. “Memories (Someone We’ll Never Know)” es quizás una de las más tristes y lindas melodías que puedan encontrarse en una película. “The Nursery”, por su parte, es la perfecta transición entre quién no entiende que pasa al despertar de una especie de sueño eterno, pero que a la vez es capaz de reconocer un sentimiento de soledad y tristeza inexplicable, que es el que invade a Sam Bell durante sus últimas semanas en la estación.
El resto de los trabajos de los sonidos es magistral. Elegí, para que escuchen, “We’re not programs Gerty. We’re people” y así vean la versatilidad de Mansell de la cual tanto les hablo (tema inspirado en el diálogo entre Bell y la computadora Gerty). Los invito a escuchar con detalle: a lo largo de la película se incorporan una serie de sonidos que ad hoc al contexto, calzan con el marco perfecto de soledad que fue capaz de construir Duncan Jones. Estos ruidos complementan la composición, permitiéndonos sentir totalmente en la luna. Así, martilleos, interferencias de comunicación, metales, son parte integrante de la música de Mansell.
Moon es verdaderamente un regalo para nosotros, los amantes de las bandas sonoras, y para todo aquel que guste de la música ambiental. Una última cosa sobre la “necesidad” de esta columna! Tergiversando a Sam Bell en uno de los muchos clímax que tiene este film de Duncan Jones, les digo: A mi me gustan las bandas sonoras. A ustedes, espero, les gustan también.
3 opiniones en “Clint Mansell – Moon (2009)”